Hazte premium Hazte premium

Violencia en el fútbol

El regreso de los Boixos Nois

Tras haber sido expulsados por Laporta, el grupo de radicales azulgranas fueron readmitidos por Rosell

Salvador Sostres

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Joan Laporta ganó en 2003 la presidencia del Fútbol Club Barcelona con el indeseado –e indeseable– apoyo de los Boixos Nois , que votaron a su favor para evitar que un judío –Lluís Bassat– mandara en el club. Pero si hubieran sabido los planes que el futuro presidente les reservaba tal vez su racismo intolerable habría dejado paso a su más elemental instinto de supervivencia.

Una de las primeras decisiones que Laporta tomó fue erradicar la facción violenta y criminal de la afición barcelonista. Los Boixos Nois habían contado con la complicidad de los anteriores presidentes, sobre todo la de José Luis Núñez , que les regalaba paquetes de entradas tanto para los partidos del Camp Nou como para los desplazamientos. También les tenía cedido el uso de una habitación en el estadio para que guardaran sus banderas, pancartas, bengalas y demás objetos contundentes con los que tantas veces llevaron a cabo sus actos violentos, llegando el 13 de enero de 1991 a asesinar, en la inmediaciones del antiguo estadio de Sarrià, a Fréderic François Rouquier , de 20 años y seguidor del Espanyol. Fue la primera víctima mortal del fútbol español.

Laporta les dejó sin entradas, sin dependencias en el estadio –les prohibió de hecho entrar en el Camp Nou– y viajar con el equipo. Pagó un altísimo precio por ello: pintadas, amenazas a él y a sus hijos, y hasta la creación de un plan para asesinarle , en una trama en la que estuvieron implicados uno de sus escoltas, Javier Delgado , de la empresa Prosegur, el miembro de Casuals –una escisión de Boixos Nois– Antonio Torn , «Antoñito», y el exempleado del club durante el nuñismo, Manuel Santos ; y de la que como mínimo estaba enterado el exjugador del Barcelona Miguel Bernardo Bianquetti, Migueli . Fueron unos meses difíciles para Laporta y para su familia, pero no solo fue pionero en su determinación –fue el primer presidente en tomar una decisión tan drástica con los violentos– sino que creó tendencia y otros presidentes hicieron lo mismo. Florentino Pérez entre ellos, teniendo que soportar como respuesta que la tumba de su esposa fuera ultrajada. A Daniel Sánchez Llibre , entonces presidente del Espanyol, los Brigadas Blanquiazules le mataron al perro y a él estuvieron a punto de causarle un grave accidente de tráfico en una encerrona que le hicieron en la autopista.

La directiva volvió a darles aceso al Camp Nou y entradas para los partidos

La nueva era

Cuando Sandro Rosell en 2010 optó a presidente del Barcelona hizo dos cosas insólitas: buscó el apoyo de Convergència i Unió y el de los Boixos Nois. David Madí , entonces mano derecha de Artur Mas, puso a sus hombres a trabajar para ayudar a Rosell. Años antes, en pleno esplendor del mandato de Laporta, aún en la era Rijkaard, Madí me lo resumió muy claramente: «No te equivoques, Salvador. Jan es uno que piensa como nosotros. Rosell es nuestro», y así fue como por primera vez, tras tantos intentos fallidos, Convergència entró en el Camp Nou.

Rosell reconoció que había pactado con los Boixos: «Son unos chicos muy majos»

El otro gran aliado de Rosell fueron los Boixos Nois , a los que resucitó cuando hacía ya años que estaban extinguidos. Y tal como Arzalluz había empatizado con los jóvenes etarras diciendo que «no son delincuentes porque no matan para enriquecerse sino por un ideal político», o llamándoles cariñosamente «un poco brutos»; Sandro dijo de los Boixos Nois, tras reconocer que había pactado con ellos, que les había restituido el acceso al estadio, sus dependencias, y los paquetes de entradas casi gratis (a 10 euros, como una discoteca de Nou Barris) tanto para los partidos del Camp Nou como para los desplazamientos, que «son unos chicos muy majos» , y desde aquella declaración hasta los violentos altercados del pasado sábado en las inmediaciones de Mestalla ha pasado sólo lo que pasa cuando alimentas a la bestia.

Bartomeu siguió los pasos de su predecesor y amigo, obligando a los que quieren ser socios a acudir a la grada de los Boixos Nois durante tres temporadas, y pagar la cuota y cantar sus proclamas para poder ser socios de pleno derecho, y es así que hoy, los Boixos vuelven a ser una humillante realidad en el Barcelona, como pudimos constatar el fin de semana pasado en Valencia. A cambio de sus cánticos en favor de la directiva, y de tapar las protestas que a Bartomeu no le interesan, campan los violentos a sus anchas y es sólo cuestión de tiempo que tengamos que volver a llorar un cadáver.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación