Resumen y goles del Valencia 2 - Barcelona 0
Setién no encuentra la luz
El curioso gesto de perdón de Gil Manzano tras abortar una contra del Valencia
La Liga: resultados y clasificación
Crónica
Lamentables incidentes entre los ultras de los dos equipos en las horas previas al encuentro. Joan Laporta arriesgó su vida -y la de sus hijos- para acabar con la facción violenta de la afición culé. Rosell los resucitó cuando ya estaban extinguidos para ganar ... las elecciones y cuando llegó a presidente les devolvió los privilegios y les abrió de par en par las puertas del Camp Nou , facilitándoles toda clase de infraestructuras y una total libertad de movimientos. Bartomeu siguió los pasos de su predecesor, de modo que son cínicas y fraudulentas -¡son un escándalo!- las declaraciones de condena de los altercados de esta junta directiva, claramente cómplice de los criminales. Las acciones violentas de los Boixos Nois no existirían sin el cuidado y el patrocinio de Bartomeu y su banda. Estas cosas hay que decirlas, y escribirlas, y no porque yo crea que vaya a cambiar las cosas, pero que por lo menos se les caiga la cara de vergüenza a los miserables que por un puñado de votos ensucian el fútbol y ponen en peligro la seguridad de los aficionados educados y pacíficos, que somos la inmensa mayoría.
El Barcelona empezó el partido dominándolo, con una posesión tan abrumadora (90%) como estéril, porque en los 10 primeros minutos ni siquiera pisó el área contraria. Precisamente en el minuto 10, en una de las pocas posesiones que había tenido el Valencia hasta entonces, los de Albert Celades tuvieron la profundidad que no hallaban los de Setién y Piqué no tuvo más remedio que hacerle penalti a Gayá. Además vio la amarilla. De hecho, no fue expulsado de milagro. Y cuando todo parecía indicar que el Barça empezaría otro partido perdiendo, Ter Stegen de amarillo le paró el potente disparo a Maxi López .
A pesar de arañazos como éste -no precisamente menores- el Barça tenía controlado el partido, pero era incapaz de generar ningún peligro, y sólo lograba ir desgastando a fuego lento al contrario. Tan lento que se hacía difícil determinar quién se estaba desgastando en realidad. En el 28, Maxi Gómez chutó al travesaño y Ter Stegen por los pelos despejó un remate de Gameiro. La posesión, por lo tanto, no explicaba el partido. El Barcelona la tenía pero sin saber qué hacer y el Valencia no llegaba ni al 20% de tenencia del balón pero todo lo que hacía era peligroso. Muy de mantequilla la defensa culé. Ter Stegen, héroe, y sólo por él se entendía el milagro de que el empate a cero permaneciera en el marcador. Los buenos augurios de la llegada de Setién naufragaban en Mestalla. O dicho de otro modo: los jugadores estaban muy lejos de realizar la idea futbolística -sin duda estimulante, emocionante y brillante- de su nuevo técnico. Bello gesto de Gil Manzano cuando al filo del descanso se disculpó con los jugadores del Valencia por una ley de la ventaja que erróneamente no les concedió. Ya casi nadie se disculpa nunca por nada, y es curioso, porque nos continuamos equivocando igual que antes. Tanto los jugadores locales como su afición aparatosamente se quejaron pero me gustaría saber cuándo fue la última vez que cada uno de ellos admitieron un error y se disculparon. «No olvides que el perdón es lo divino y que errar a veces, suele ser humano», o algo así canta Fito Páez.
La suerte que el Valencia no tuvo en la primera mitad le sonrió al principio de la segunda, y Maxi Gómez chutó de tal modo que el balón rebotó en Jordi Alba despistando a Ter Stegen, que no pudo hacer nada. Messi despertó como de golpe y jugando al primer toque le dio como más velocidad al juego de su equipo. Poco a poco los jugadores se iban aproximando a lo que Quique Setién quería, aunque tras los tres años de cobardía de Valverde era evidente que la maquinaria no estaba engrasada. El Valencia, agotado, agonizaba. Pero exactamente lo mismo que en la primera mitad, lo poco que tuvo el Valencia lo aprovechó sin ni siquiera tener que esforzarse, porque ahí estaba la defensa para poner toda clase de facilidades, como Rosell y Bartomeu con los Boixos, y Maxi Gómez pudo en el 77 marcar el segundo de su equipo. Paulista en el 80 marcó el tercero pero se lo anularon.
El recuerdo de Cruyff es obvio en lo que Setién plantea, pero está todavía más claro que esta plantilla no tiene la fuerza ni la luz que se requiere para resucitarlo.
Ver comentarios