El clásico Madrid-Barça, mejor para la final

El Apoel de Nicosia coloca a Chipre en el mapa futbolístico, un simpático equipo que se ha superado a sí mismo llegando hasta los cuartos de la Champions. Se mueve alegremente por Europa contagiado por la fe y la ilusión, versión continental del Mirandés y que obedece a las órdenes de Ivan Jovanovic . El Apoel accedió a octavos como primero de grupo después de superar a Oporto, Zenit y Shakhtar y luego eliminó en la tanda de penaltis al Olympique de Lyon en una noche memorable para Nicosia. Compensa la falta de experiencia con las ganas y su mejor jugador es Gustavo Manduca. El Madrid, precavido, advierte del peligro ante este tipo de equipos, pero se da por satisfecho y más con la vuelta en el Santiago Bernabéu. «Todo el mundo quería que le tocara el Apoel, pero en absoluto va a ser una eliminatoria fácil. Ellos saben competir, llevan una temporada maravillosa», señaló Emilio Butragueño, director de Relaciones Institucionales del club blanco.

Europa vuelve a cruzar a dos gigantes en los cuartos de final. Después de litigar en la fase de grupos, con empate en el Camp Nou (2-2) y victoria azulgrana en San Siro (2-3), Milán y Barcelona se enfrentan por un billete para las semifinales. «Prefería a otro», reconoce abiertamente Guardiola, un romántico que todavía le otorga al conjunto italiano el peso de su historia. Es verdad que tiene siete Copas de Europa y que lidera el Calcio con cierto margen, pero otro punto de vista desnuda las carencias de un equipo anciano.

El Milán vive de la gracia de Zlatan Ibrahimovic , un delantero descomunal que se fue del Camp Nou porque chocó de bruces con «el filósofo», ácida definición para referirse a Guardiola. El sueco es el alma del conjunto italiano, muy peligroso en ataque porque se complementa con Robinho y Pato. En defensa, línea vulnerable según sople el viento, brilla Thiago Silva y Boateng corre por todos en el medio del campo. Además de Ibrahimovic, Van Bommel —sancionado para la ida—, Zambrotta y Maxi López también tienen pasado azulgrana.

«Podía haber sido peor», reconoce Rummenigge, voz autorizada de un Bayern de Múnich que recibe con buena cara su enfrentamiento ante el Olympique de Marsella. El Bayern, ilusionadísimo con la Champions ya que la final se juega en Múnich, vuelve a creer después de su goleada en octavos al Basilea ahora que se le complica la Bundesliga —segundo a cinco puntos del Borussia de Dortmund, líder—. Ribery, Robben y Mario Gómez inquietan al Olympique de Marsella, que en Europa encuentra una salida a su mala trayectoria en el campeonato francés. De esta batalla saldría el rival del Madrid en el caso de que se clasificaran los blancos.

La ilusión regresa a Stamford Bridge después de la remontada fantástica ante el Nápoles. El Chelsea de Roman Abramovich se crece con Di Matteo y ahora suspira por recuperar a Fernando Torres para la causa. El Benfica, con cuatro españoles —Capdevila, Rodrigo, Nolito y Javi García—, se cuela entre los grandes con muy poco que perder. Cruzarían con el Barça.