El sóleo, un músculo, bueno, noble...
Las lesiones musculares nunca se miden por su tamaño. En el lenguaje médico entendemos que en el cuerpo humano hay músculos buenos, y otros malos, para su tratamiento y recuperación. Los buenos son los que no acostumbran a recaer una vez tratados, mientras que los ... malos ofrecen un cuadro más delicado y pueden volver a lesionarse con mucha facilidad.
El sóleo es uno de los buenos, de los nobles, de los que cicatrizan sin apenas problemas. Si hay una herida, por ejemplo, de grado uno, lo normal es que se cierre en un periodo comprendido entre los seis y ocho días. Forma parte de los gemelos, va por debajo de los ellos, y su función monoarticular consiste en unirlos con el tobillo.
En un deportista este tipo de lesiones es de las provocan menos preocupación porque el tiempo de recuperación suele ser corto. Es un percance noble, que apenas precisa de un proceso de rehabilitación severo. Más que catalogarla como una lesión seria podríamos hablar de un percance inoportuno. En este tipo de músculos suelen ser de tamaño pequeño y tienen una respuesta muy buena.
Otra cosa bien distinta sería un problema en el gemelo, un músculo multiarticular, que une la rodilla y el tobillo. Éste sí sería de los catalogados como malos porque no cicatriza con tanta facilidad.
El sóleo es un músculo flexor, ancho y muy potente. El jugador lo utiliza para impulsarse en el salto y para amortiguar la caída. Trabaja dentro de un circuito y, en caso de provocar molestias, no impide que el futbolista pueda correr con normalidad. Con estiramientos pasivos se puede lograr una cicatrización bien orientada y óptima en el sóleo en unos márgenes de tiempo aceptables.
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