Retrato de Xavi: Como Pep, pero sin comedia

Si Pep rivalizó en protagonismo con todas sus estrellas, sobre todo con Messi, y la relación personal entre ambos quedó con el tiempo francamente deteriorada, Xavi permanece en un segundo plano mediático, sin reclamar ningún protagonismo añadido, sin renunciar a imponer sus personalidad pero midiendo muy cuidadosamente su personalismo, y con esta humildad ha rescatado del desahucio a Dembélé y a Aubameyang, y ha hecho que una banda de jugadores anónimos y bastante descerebrados se hayan convertido en una brillante y temible armada, capaz de arrasar al Madrid en el Bernabéu , y de eliminar al Nápoles y al Galatasaray aunque sea en el torneo de los segundones, en el que es una vergüenza que el Barça haya acabado cayendo.

Comparte con Pep que tampoco empezaron bien con Laporta. Si Pep hizo campaña por Lluís Bassat en 2003, Xavi fue el entrenador en el que Víctor Font basó su proyecto deportivo cuando el año pasado se presentó para dirigir el club. Laporta derrotó a ambos candidatos. En su primer proyecto eligió a Rijkaard como entrenador, y Guardiola no regresó al Barcelona hasta junio de 2007, y para entrenar al filial. Jan no le veía como entrenador y fue Cruyff quien le convenció, al año siguiente, cuando el presidente estaba contra la espada y la pared: había echado al técnico holandés tras dos años de declive y había pasado una moción de censura por los pelos. Fue a regañadientes y con más fe en Cruyff que en Pep, pero acabó siendo el presidente del sexteto y del mejor fútbol de todos los tiempos.

Tampoco Laporta confiaba en Xavi y si mantuvo a Koeman en el banquillo cuando ya se veía que no podía ser la solución fue precisamente porque no se resignaba a ficharlo. Le molestaba su proximidad a Font y le reprochaba inmodestia por no ofrecerse para empezar, como Pep, para dirigir el filial. Más en lo personal, le irritaba que impusiera a sus familiares en el 'staff' deportivo. Intentó 'inventarse' a un entrenador como a Pirlo. También intentó aguantar a Koeman hasta final de temporada para fichar a Touchel o a Nagelsmann. Cuando la ruina hizo inviable cualquier espera, contrató a Xavi dejando claro que no era su apuesta, ni lo que él habría querido, y 'culpando' a su entorno de no haberle dejado otra alternativa. No contento con haberlo sometido a una humillante espera, cuando los primeros resultados no acompañaron, lo puso en duda y hasta en una cierta cuarentena. Una vez más, a Laporta le sonrió la fortuna, y la era Xavi que el pasado domingo quedó oficialmente inaugurada en el Bernabéu, es ya, a su pesar, su segundo gran proyecto deportivo.

Xavi es inteligente y no convertirá la relación con el presidente en algo incómodo, pero ha tomado la debida nota de cómo han ido las cosas. Que no sea tan narcisista como Pep no significa que la experiencia no le haya enseñado a ser un gran desconfiado y que no tenga muy clara su dimensión de estrella, o de deportista de élite y de referente del club, por decirlo en términos menos frívolos: nunca tuvo un gesto de apoyo explícito hacia Font, con quien había estado trabajando durante años para definir su proyecto deportivo, y cuando durante la campaña le preguntaron por él, respondió que no era patrimonio de ningún candidato sino del Barça.

Xavier Hernández Creus (Terrassa, 25 de enero de 1980) está acostumbrado a luchar por cada cosa que ha conseguido. Pese a ser un 'bajito' -según la cariñosa terminología de Luis Aragonés- se ganó con mucho esfuerzo y mucha finura la confianza de Louis Van Gaal, un técnico poco dado a los experimentos y menos con la cantera, sobre todo en su época como entrenador del Barcelona. Precisamente Luis le entregó el mando de la mejor España de todos los tiempos -«van a mandar ustedes, los bajitos»-, y por descontado ni Rikjaard ni Pep discutieron jamás su papel esencial en sus equipos. No se le recuerda ningún escándalo, ninguna impuntualidad, ninguna actuación fuera o dentro del terreno de juego que pudiera sugerir falta de compromiso con su equipo ni con el club. Tampoco ninguna polémica mientras jugó con el Barça y con España.

Su estrecha relación familiar fue puesta a prueba cuando su padre le arruinó invirtiendo su dinero de la peor manera. Sin mala fe pero con poca inteligencia, tal como cuando Xavi dijo que «Catar no es una democracia pero funciona mejor que España». El jugador tuvo que optimizar económicamente los últimos años de su carrera y para volver a hacer caja partió hacia Oriente para realizar su conocido tour de la tiranía islamista. Inquebrantablemente fiel a la idea de Cruyff, pero sin levitar como Pep ni creer que el mundo le debe algo, Xavi ha iniciado su sendero de gloria. La mala noticia es que está solo, con su familia y núcleo de amigos, y que al no ser un comediante ni revestirse de héroe nacional, cuando los resultados no le acompañen, los mismos que ahora le aclaman, correrán a apuñalarle. La buena noticia es que por lo menos lo sabe desde el primer día.