La mejor noticia para el Barça

Nada hay más egoísta que un jugador de fútbol élite, nada más ruin, nada más interesado, pero sin duda Messi ha escrito en este sentido una página de abuso extraordinario en el Barça. Nunca ninguna generosidad, siempre desertizando al equipo, buscando sólo su comodidad personal y sin importarle nunca, ni lo más mínimo, la salud o la estabilidad o la supervivencia del club que todo se lo ha dado.

En las últimas semanas hemos conocido conversaciones privadas del presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, explicando su opinión sobre viejas glorias del equipo que intentaban extorsionar al club en nombre de un rendimiento que ya no tenían. Florentino decía la verdad, incómoda, que ningún presidente del Barcelona se ha atrevido a decir sobre Messi, hasta que por suerte para el fútbol, y para el Barça, la tiranía de este chico ha saltado por los aires.

Messi es una antigualla, más bien coja; un pequeño dictador sin recorrido. Su altísimo precio contrasta con su bajísimo valor, y la obsesión de Laporta con renovarle tiene mucho más que ver con un sentimentalismo absurdo de lo que en otro tiempo nos dio la gloria, que con una medida razonable de lo que es hoy la realidad. De hecho, podría decirse que una de las grandes suertes, por no decir la mayor, de la primera presidencia de Laporta, fue encontrarse al Messi que Reixach y Gaspart habían creado. Y una de las mayores suertes que va a tener en su segunda etapa como presidente es que, pese a su equivocado criterio, amoroso y nostálgico, Messi no haya renovado.

A Florentino puedes quererle o puedes odiarle, pero es el presidente de ACS y del Real Madrid. Y nadie tiene porque sí, y sin ser el más inteligente de la clase, a más de 200.000 empleados. Messi se va del Barça, sí. Pero hay algo más importante: el Barça se va de Messi, y empieza otra vez la difícil y merecida libertad.