mundial españa 1982
Postales de nuestro Mundial
El 11 de julio de 1982 se jugaba el Alemania-Italia, final del Mundial 82. 30 años después, recordamos algunos de los mejores momentos de la cita mundialista

Este miércoles se cumplen 30 años del Alemania-Italia que puso punto final al, hasta la fecha, único Mundial celebrado en España . La cita, primer acontecimiento de relevancia que se celebraba en nuestro país, supuso un éxito para una sociedad que comenzaba a dejar atrás la larga sombra del franquismo y se adentraba en la democracia. A nivel estrictamente futbolístico, pese al fracaso del anfitrión, España 82 fue uno de los mejores Mundiales y dejó un buen puñado de momentos inolvidables.
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1. Naranjito

Naranjito fue elegido la mascota del Mundial tras salir ganador de un concurso con más de 600 candidatos, batiendo en la final al «niño torero» y al «balón toro ». Su elección fue recibida con numerosas críticas a nivel social. Aún así, el personaje llegó a tener su propia serie de televisión, acompañado por sus amigos Clementino y Citronio. Finalmente, Naranjito se convertiría en el símbolo del Mundial.
2. El gran fracaso español
España llegaba a «su» Mundial con una buena selección. Los jugadores de la Real Sociedad campeona de Liga (Arconada, López Ufarte, Zamora) formaban el esqueleto de un equipo aderezado con un puñado de buenos jugadores (Camacho, Gordillo, Quini o Santillana). El combinado de José Emilio Santamaría se vio además favorecido por un sorteo que deparó una fácil primera fase.
El primer partido fue una decepción, pues no se pudo pasar del empate a 1 ante la débil Honduras . Solo la repetición de un penalti permitió la única victoria española en el Mundial, 2 a 1 ante Yugoslavia. La alegría duró poco. La derrota ante Irlanda del Norte nos condenó a medirnos en la segunda fase con las potentes Alemania e Inglaterra.
El combinado teutón nos impuso su poderío. Los goles de Littbarski y Fischer convirtieron en estéril el postrero tanto de Zamora. Ante Inglaterra, pese al 0-0 final, España disputó su mejor partido. Demasiado tarde. Ya estábamos eliminados.
3. La legendaria Brasil
Brasil 82 se ganó por derecho propio un lugar muy especial en la memoria colectiva. La clave del equipo era la magia que emanaba de un centro del campo formado por los fantasistas Zico, Sócrates, Toninho Cerezo, Falcao y Eder . Los defensas Junior y Leandro encarnaban el espíritu ofensivo tradicional de los laterales brasileños. Sus dos únicos lunares se encontraban en las dos áreas: el portero Vladir y el infame Serginho, titular por la desafortunada lesión del prometedor Careca.
El combinado brasileño desplegó uno de los juegos más bonitos y espectaculares que se han visto nunca. Aunque era también un equipo goleador, fueron sus majestuosos pases y combinaciones los que hicieron las delicias del público español. Brasil era probablemente el mejor equipo de aquel Mundial. Pero no lo ganó.
4. La novatada salvadoreña
El Salvador llegaba a su segundo Mundial tras completar una excelente fase de clasificación, en la que solo encajaron un gol. El conjunto liderado por «Mágico» González disparó la euforia y la prensa local sostenía incluso que podían ser campeones del Mundo. Su camino hacia el título comenzaba ante Hungría en el estadio Martínez Valero de Elche.
El partido fue una masacre. Antes de la media hora, el equipo salvadoreño ya perdía por 3-0. Cuando el encuentro iba ya 5-0, Zapata tuvo el honor de marcar el primer tanto de El Salvador en un Mundial. Poco importó. El 11-1 final certificó la mayor goleada de la historia mundialista . El portero Luis Guevara Mora fue señalado como responsable de la derrota y enemigo público número 1. El Salvador concluyó su trayectoria mundialista con derrotas por 1-0 ante Bélgica y 2-0 ante Argentina.
El 16 de Junio de 2007, exactamente 25 años después, el estadio de Cuscatlán fue escenario de la revancha entre los mismos jugadores. 22.000 espectadores animaron a un equipo que buscaba recuperar el orgullo perdido. El partido acabó 2-2.
5. El pacto del Molinón
La potente Alemania no había comenzado con buen pie el Mundial. Una sorprendente derrota ante Argelia les obligaba a ganar en la última jornada a Austria. A los austriacos también les valía perder por 1-0 para clasificarse, dejando fuera a Argelia.
El encuentro terminó con el tempranero gol de Hrubesch. Los restantes 80 min. fueron un rondo. Tal fue el descaro, que el público de El Molinón gritaba «Que se besen, que se besen» . A su regreso al hotel, el equipo alemán fue recibido con el lanzamiento de huevos y tomates. La FIFA abrió una investigación y decretó que, en el siguiente Mundial, los partidos de la última jornada de la fase de grupos se jugarían todos a la vez. El partido pasaría a la historia como La vergüenza de Gijón .
6. La derrota de Brasil
Italia había completado una primera fase muy pobre, empatando todos sus partidos y superando a Camerún solo por la diferencia de goles. Brasil, por contra, se había convertido en el equipo favorito del torneo. Tras haber derrotado a Argentina ambos equipo se jugaban la clasificación en la última jornada de la segunda fase. El empate valía a los brasileños.

Bearzot, técnico italiano planteó un partido abierto. Italia jugó un fútbol rápido y directo, aprovechando las deficiencias defensivas del conjunto brasileño. Brasil, por su parte, practicó el único juego que sabía hacer: alegre y ofensivo, aunque dejara desguarnecida la retaguardia. Por dos veces se adelantó Italia y por dos veces empató Brasil.
En el min. 74, el árbitro pitó un córner a favor de Italia. El despeje de Sócrates llega a los pies de Tardelli, que chutó desde la frontal. Habilitado por Junior, Rossi desvió el disparo a las mallas de la portería brasileña. Los intentos de Brasil por marcar un tercer gol fueron en balde. Estaban eliminados.
7. Los primeros penaltis
La segunda semifinal medía la eficacia y solidez alemana contra el talento y la magia francesa, liderada por Platini y Tigana. El partido fue una batalla en toda regla entre ambos equipos, alcanzando su punto álgido con la brutal agresión del portero Schumacher a Battiston en la disputa de un balón dividido. El jugador francés fue sacado del campo inconsciente y, ante la pasividad del árbitro, el conjunto galo llegó a amenazar con retirarse del encuentro. Finalmente, el partido siguió, con resultado de 1-1 al término de los primeros 90 minutos.
En la prórroga, los franceses se adelantaron con los tempraneros goles de Tresor y Giresse. La semifinal parecía decidida. Pero la competitividad teutona remontó el partido con tantos de Fisher y Rumeniegge. La prórroga acabó 3-3 . Por primera vez en la historia, una eliminatoria del Mundial se iba a decidir en la tanda de penaltis.
La tanda ofreció el dramatismo habitual. El «villano» Schumacher fue el gran héroe alemán al detener los lanzamientos de Six y Bossis, convirtiendo en anécdota el fallo de Stielike. La prometedora Francia quedaba eliminada ante una Alemania que se había granjeado el odio del resto de aficiones.
8. El grito de Tardelli
La final la iban a disputar Alemania e Italia, dos selecciones que siempre han hecho de la fiabilidad su sello de identidad. Los italianos llegaban de eliminar a la Argentina de un imberbe Maradona, la mágica Brasil y la Polonia de Lato y Boniek. Los alemanes, por su parte, habían dejado en la cuneta a la anfitriona España, a la potente Inglaterra y a una Francia que dos años después se llevaría la Eurocopa. A priori, no había favorito claro.
Como ya había hecho contra Brasil, Italia volvió a plantear muy bien el partido. El joven Bergomi, con tan solo 18 años, anuló completamente a Rummeniegge. En el minuto 57 Rossi marcaba a la salida de un córner y en el 69 Tardelli ampliaba la distancia con un chut desde el frontal. La celebración del italiano ya ha pasado a la historia: corriendo veloz, agitando los puños mientras gritaba alborozado. Varios años después, el italiano recordaba el momento: «Era felicidad, conmoción, era como un volcán que explota (...) es un poco como cuando te dicen que vas a morir y vuelves a ver toda tu vida , en ese momento llegué a una cota a la que cualquier niño querría llegar».
En el palco, saltándose el protocolo a sus 86 años, también gritaba alborozado Sandro Pertini , presidente de la República Italiana. No era para menos. El 3-1 final daba a Italia, después de 44 años, su tercera Copa del Mundo.
9. Paolo Rossi, un MVP inesperado
En 1982 la FIFA implantó por primera vez la Bota de Oro para el mejor jugador del torneo. Platini, Zico, Sócrates, Lato o Rumeniegge eran a priori los máximos candidatos. Pero el trofeo tuvo un vencedor inesperado.
Paolo Rossi llevaba dos años alejado de los terrenos de juego, sancionado por un escándalo de apuestas ilegales. Pese a su larga inactividad, el seleccionador Berzaot decidió convocarlo. Durante los cuatro primeros partidos del Mundial el delantero italiano no anotó ni un solo gol y en el país transalpino comenzaron a llover las críticas.
El partido contra Brasil marcó un antes y un después. Ese día, Rossi completó un hat-trick que dio a Italia el pase a semifinales. Contra Polonia, volvió a marcar los dos goles decisivos. En la final ante Alemania también marcaría el tanto que abría el marcador. Seis goles que le valieron tanto el Bota como el Balón de Oro del torneo.
10. El legado del Mundial
El Mundial significó un importante cambio a nivel demográfico. Las sedes de los partidos se reformaron para la ocasión. Los aeropuertos se ampliaron y algunas ciudades pusieron el nombre a las calles. La mayoría de estadios españoles fueron reformados para la ocasión y, para poder retransmitir la señal a todos los países, RTVE construyó el conocido «Pirulí» .
La experiencia mundialista sirvió también como modelo para nuestro país en la organización de futuros grandes acontecimientos como los Juegos Olímpicos de Barcelona o las Exposiciones Internacionales de Barcelona y Sevilla.
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