LIGA BBVA
Los violinistas blancos enseñan los dientes
El Madrid junta a todos sus jugadores de talento y se lleva por delante a un tímido Celta
Los violinistas blancos enseñan los dientes
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Hay cosas tan evidentes como que hay día y noche: si metes a cinco futbolistas que juegan muy bien al fútbol tienes muchas más posibilidades de que el equipo haga un gran partido que si metes a tres. Pues esto, que es de catón, le ... pasa desapercibido a más de un entrenador. Ayer Mourinho juntó a Xabi Alonso , Modric , Ozil y Kaká y, quitando a este último, que volvió a perder otra ocasión de oro, los demás hicieron articularse al Real como si fuese una máquina de precisión suiza. Tocaron de primera, jugaron con una suavidad y finura excelsa, agarraron el balón y el Celta persiguió fantasmas, sombras. Ni vio el esférico, secuestrado por todos los jugones madridistas, que hicieron una exhibición en la primera mitad.
No hubo bandas, pero la asociación entre tantos jugadores buenos arrinconó al Celta de principio a fin. El Madrid generó fútbol a raudales y lo hizo casi por inercia, con una dinámica feroz y una intensidad brutal que arrolló a los vigueses, un equipo correcto, pero blando y frágil mentalmente.
Los de Herrera aparecieron por el partido durante algunos minutos del segundo tiempo, cuando el Madrid se tomó un respiro, pero incluso en ese momento dieron sensación, grave, de fragilidad, amenazados de continuo por la contra del Real o por los pases interiores de Modric y Ozil, que metieron el cuchillo de continuo en los costillares gallegos. Lo único que le faltó al Madrid fue más tino en los metros finales, peleado CR7 con la puntería y errando todos en el juego aéreo, donde también fueron muy superiores al rival.
El Madrid, en progresión
Anda el Madrid subiendo su juego muchos quilates en las últimas semanas y cuando se juntan Modric y Ozil el equipo gana mucho en calidad y talento, no solo en verticalidad y dominio del juego. El Celta apenas tuvo opción. Cuando se fue arriba con ese juego de toque fino y sutil que tiene se encontró con Casillas, que repartió bofetadas por doquier a todos sus detractores, mudos y rojos de vergüenza ante la fiabilidad y seguridad del mejor portero del mundo.
El segundo gol, de penalti tras un gran internada de Ozil, remató al Celta, un equipo un tanto apocado y tímido ante este Madrid plagado de jugones que ayer enseñaron, y mucho, los dientes, mordiendo aquí y allá hasta dejar al Celta en los huesos.
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