PREMIOS NACIONALES
La Roja, Pasabán y Lorenzo, destacados en el año mas brillante del deporte español
Manuel Santana, premio Francisco Fernández Ochoa en reconocimiento a su trayectoria y a su vida dedicada al deporte
JOSÉ CARLOS J. CARABIAS
Se entregaron los Premios Nacionales del Deporte , se glosó la edad de oro, la era de la abundancia, la unidad del país en torno a sus héroes, y tanto en el preludio como en el prolegómeno de un acto cálido que junta a ... la Casa Real con los mejores deportistas españoles, se escucharon los nombres en boga que ponen en duda las conquistas. Se habló en los corrillos de Marta Domínguez y Alberto Contador.
Íker Casillas y Vicente Del Bosque representaron al núcleo duro de campeones del mundo. Ambos se integraron en un paisaje donde el fútbol no es preponderante, sino el asunto polideportivo. El protagonismo de la selección española con su título mundial fue equiparable a los logros de Edurne Pasabán , mejor deportista femenina, o Jorge Lorenzo , el número uno masculino del año.
Don Juan Carlos destacó el sentido de unidad que fluye con los éxitos de los campeones españoles: «El deporte nos enriquece como seres humanos y nos une como sociedad al reforzar y ensalzar los mejores valores individuales y colectivos, y al fortalecer nuestro espíritu de lucha en todos los órdenes de la vida». «¿Qué te ha comentado el Rey en privado?», le preguntaron a Casillas. Y el portero de la selección buscó una salida de alivio: «Me ha deseado suerte para la temporada y yo le he dicho que ojalá nos veamos en la final de Copa».
Habló Edurne Pasabán de su ristra de «ochomiles», de un deporte incomprendido en España. Y Lorenzo, cual querubín con zapatos nuevos, charló con los invitados, tal y cual sobre la nueva temporada de las motos. Apareció en las conversaciones, claro, inevitable, Mourinho , al que defendió Emilio Butragueño sobre sus últimas quejas. «No esperábamos este paso atrás», sentenció el embajador madridista. «La vida es maravillosa», replicó Lorenzo, culé hasta la médula.
En una edición motera, el adolescente Marc Márquez ponía ojos como platos ante una reunión tan elitista, rodeado de algunos de los mejores deportistas de España. «Es el premio más especial de mi vida porque te lo entrega el Rey». No se percató el joven piloto que fue Doña Letizia la que le ofreció el trofeo.
En la oratoria oficial de los discursos y los agradecimientos no se habló de Contador o Marta Domínguez, la última receptora del premio femenino. Fueron protagonistas en los pasillos. Ambos representaron ayer la mancha negra que flota sobre el deporte español, la sombra del dopaje. «Pues España no es ningún paraíso del dopaje — protestó Jaime Lissavetzky , secretario de Estado, candidato a la alcaldía de Madrid que deja su cargo gubernamental a finales de este mes—. Lo estamos erradicando».
Más feliz que una perdiz estaba una de las estrellas del día, la argentina Luciana Aymar , jugadora de hockey sobre hierba, que fue galardonada como la mejor deportista iberoamericana. «En mi país me han dado un premio que siempre era para los futbolistas. Me alegro de haber desbancado al fútbol», dijo la Messi del stick.
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