El Everton despierta de su pesadilla

Los de Lampard recibían a un Crystal Palace ya salvado después de un año tranquilo, sin sobresaltos, en un club acostumbrado a la agonía. Desde la 13º posición, los del sur de Londres solo perseguían el objetivo de molestar a un grande en apuros; y como resumen del curso en los evertonians, al descanso perdían 0-2.

Sin embargo, de la mano de un gran Richarlison , el Everton pudo virar el resultado. Los locales comenzaron la segunda mitad inundando el área de Butland de centros. Cuando el talento escasea, los balones a la olla, si la fortuna lo desea, pueden decantar la moneda de tu lado. Y así fue: primero Michael Keane aprovechó un balón llovido para poner el esférico en el fondo de la red; luego Richarlison, de rebote, empató el encuentro (décimo gol en la competición para el brasileño); y a cinco minutos del final, una precisa falta lateral botada por Gray encontró la cabeza de Calvert-Lewin para culminar la remontada. El ariete inglés, en una campaña de receso después de haber firmado un 2021 magnífico, levantó del asiento a su hinchada con el gol más importante de su carrera.

Tras el pitido final llegó la previsible invasión de campo. No era para menos: el Everton confirmaba su participación número 119 en la máxima categoría del fútbol inglés (ningún club en las Islas alcanza tal cifra). En el plano general de la transmisión no se percibía un trozo de césped; conviviendo amargamente con uno de los mejores Liverpool de su historia, el Everton, al fin, tenía algo que celebrar.

Entre el gentió de la celebración, un aficionado local increpó al entrenador del Palace, el histórico exjugador del Arsenal Patrick Vieira . El hincha ponía las manos en la cara del galo, se burlaba de él mientras le grababa. El técnico no resistió su temperamento, pateo al joven y lo tiró al césped mientras que otros aficionados entraron en escena para empujarle.

Un episodio gris en un día que será recordado en la parte azul de la rivera del Mersey. Después de una complicada destitución de Rafa Bénitez y varias semanas más de barbecho, Lampard cumple el objetivo de la salvación; el Everton vuelve a sonreir.