España-Italia: los escuderos de Andrea Pirlo

Si Pirlo es el cerebro, De Rossi y Marchisio son los pulmones de la nueva Italia. Dos tipos comprometidos al máximo imprescindibles para desmontar, por ejemplo, el centro del campo de Alemania. Así mordieron el polvo Schweinsteiger, Ozil o Khedira.

La brillante temporada de Pirlo no se entiende sin Claudio Marchisio. Juntos han sometido al «Calcio» con la Juventus , que conquistó la liga italian sin perder ni un solo encuentro. Prandelli sabe que el matrimonio es inseparable, de ahí que solo ellos dos -junto al portero Buffon- hayan disputado todos los minutos de la Eurocopa.

A sus 26 años «principino» Marchisio atraviesa el mejor momento de su carrera. Durante mucho tiempo la prensa italiana le comparó con Marco Tardelli -héroe del Mundial 82- por su juego. «Ahora quiero escribir mi propia historia. Tengo la edad y la madurez para, quizás, convertirme en una referencia para los más jóvenes», asegura el chico que aterrizó a los siete años en la Juventus de Turín.

Dotado de una enorme visión de juego, Marchisio suele hacer daño al coger la espalda de los centrocampistas rivales. También roba y ayuda en la presión cuando su equipo no tiene el balón. Su trabajo físico es descomunal. «Si conocéis a alguien que pueda prestarme dos pulmones nuevos me haríais un gran favor», bromeaba después de vaciarse en la semifinal contra Alemania.

El otro tipo que arropa a Pirlo en la selección italiana es como mínimo igual de comprometido. Nacido en la capital e hijo de Alberto de Rossi , Daniele no tenía otra opción que defender la bandera de la Roma. Debutó a los 18 años y prontó se ganó el cariño de la hinchada por su entrega. Muchos conocen a De Rossi en el Olímpico como «capitán furia» y si todo sigue su curso lógico -algo improbable en la Roma- tomará el brazalete de Francesco Totti como capitán del equipo. Juega cada partido como si fuese el último, da igual que sea un Alemania-Italia que un Roma-Triestina de la copa italiana. «Para mí es casi igual de doloroso no jugar uno de esos partidos», explicaba hace unos días.

Las urgencias obligaron a Prandelli a colocar a De Rossi en el centro de la defensa sin apenas tiempo para probar. No lo hizo mal, aunque eso tampoco sorprendió a nadie. Las estadísticas le señalan como uno de los grandes pasadores de esta Eurocopa, con mejores números que Mesut Ozil y Sami Khedira. Y eso que ha jugado parte de la Eurocopa con fuertes dolores de ciática.

De Rossi se ganó el respeto de muchos en marzo de 2006, cuando marcó un gol con la mano en un partido contra el Messina. El futbolista se dirigió entonces al colegiado y le explicó que había empujado el balón a la red con la mano, por lo que Mauro Bergonzi rectificó su decisión y felicitó a Daniele por su actitud de juego limpio . Debió olvidar aquella acción tres meses después cuando propinó un brutal codazo al estadounidense Brian McBride durante el Mundial de Alemania. Vio una merecida roja y, eso sí, pidió disculpas tras el partido a su rival

La clave del cambio de Italia radica precisamente en estos dos jugadores. Con garra, dispuestos a entregarse, pero también con calidad. Demostraron contra Alemania que tienen clase de sobra para irse arriba y crear problemas en la portería contraria. Con ellos, además, Pirlo es más difícil de atar.