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Operación Soule

Villar contrató a un auditor que tapara el saqueo de la Mutualidad de Futbolistas

Un informe del actual gerente revela que hasta el año pasado la auditoría y la contabilidad las realizaba la misma empresa con nombres distintos

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Cuando a principios de 2019 José Elías Gallegos conoció cómo se había gestionado la Mutualidad de Futbolistas Españoles a Prima Fija (Mupresfe) tardó en salir de su asombro. Lo primero que le alarmó al nuevo director gerente de la aseguradora que da cobertura a casi un millón de jugadores era el escaso personal con el que contaba este organismo dependiente de la Federación: «dos auxiliares de escasa formación contable». Esta precariedad de recursos humanos no era casual.

Lo que se había pretendido durante años -según denuncia el propio Elías en un informe incorporado al sumario de la Operación Soule al que ha tenido acceso ABC- era dejar las cuentas en manos de una empresa externa que realizaba la contabilidad y que con otra denominación se auditaba a sí misma. Un burdo sistema desarrollado durante la presidencia de Ángel María Villar y que permitió saquear al menos 20 millones de euros según los cálculos a la baja que se extraen de la instrucción que se está llevando a cabo en la Audiencia Nacional.

No saltaron las alarmas

Fuentes conocedoras del caso prevén que de las pesquisas que está dirigiendo el juez Santiago Pedraz pueda aflorar aún una cantidad mayor de dinero desviado. De hecho, la investigación del saqueo de la Mupresfe es la que más volumen ocupa en el sumario y es también en la que existen mayores indicios de criminalidad. La Guardia Civil ya emitió varios informes relatando cómo se habían saqueado las cuentas de gran parte de las delegaciones de la Mutualidad y ello permitió imputar a varios presidentes territoriales. Sin embargo, era difícil explicar cómo tantas personas podían haber actuado con tal impunidad sin que saltaran las alarmas en la sede central de la Federación.

Lo que revela el informe del nuevo gerente contratado por Rubiales es que la sociedad que elaboraba la contabilidad (DGN) y la que luego auditaba las cuentas (Gescontrol) eran en realidad la misma empresa y que el contable-auditor, llamado Pedro Pérez Barbero , había diseñado esta «fraudulenta operativa» con «el conocimiento y aprobación, cuando menos tácita, del anterior director gerente de la Mutualidad, José María Castillón». Según expresa Elías en el escrito dirigido a la Subdirección General de Seguros, Pérez Barbero «era el principal beneficiado de la situación» y además «se esmeró año tras año en que la situación no cambiara».

El modus operandi de Gescontrol/GDS se ejecutaba en enero y febrero de cada año, cuando la empresa desplazaba a alguno de sus empleados a la Mutualidad para cuadrar a marchamartillo las cuentas anuales del año anterior. Elaboraban «de su puño y letra los asientos finales» y los empleados de la Mutualidad se limitaban a incorporarlos al programa informático. «Con otras palabras -resume Elías-, los auditores realizaban la contabilidad y su cierre, de forma que después se auditaban a sí mismos».

En enero de 2016 ABC publicó un reportaje en el que se denunciaban las sospechas que ya entonces planeaban sobre la labor de Gescontrol, una empresa que llevaba auditando las cuentas federativas desde al menos 2002 y que había sido sancionada en 2006 por el Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas por una infracción muy grave al considerar que había incumplido su deber de independencia con la Mupresfe. Pese a estos precedentes, la Federación siguió contratando a Gescontrol incluso después de la detención de Villar en julio de 2017.

Elías relata la situación surrealista que se produce con las cuentas de ese año, cuando la empleada de Gescontrol habitualmente encargada de entregar a la Mutualidad los asientos a realizar para el cierre no pudo llevar a cabo dicha labor «quizás porque la compañía estaba bajo inspección abierta y con medidas de control especial». Sin embargo, la entidad sí formuló sus cuentas de 2017 y Gescontrol las auditó. «¿Cómo se pudieron formular -se pregunta Elías- unas cuentas que no salieron del programa contable de la entidad, porque nadie anotó los asientos contables previos al cierre? La explicación es sencilla: las cuentas finales las elaboraba la propia Gescontrol y tendría en consideración unos asientos que conservó como propios y que no comunicó a la entidad. Si no, no podría después auditarlas».

Aunque la mayor parte del trabajo de contabilidad lo realizaba Gescontrol , su empresa «hermana» DGN era la que terminaba presentando unas elevadas facturas de casi medio millón de euros anuales. Un lucrativo negocio que intentaron alargar incluso después de que la Dirección General de Seguros decidiera intervenir la aseguradora en diciembre de 2017 tras la «evidencia de falta de controles internos tanto de los ingresos que recibe la Mutualidad a través de las federaciones territoriales como de los flujos de dinero entre ambas instituciones».

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