Real madrid
Año de reválida para Mourinho
El portugués, que siempre ha preferido los ciclos cortos, solo dirigió dos temporadas completas a Inter y Oporto y falló en su tercer año al frente del Chelsea
ignacio bolea
A estas mismas alturas de la pasada temporada, Mourinho presumía orgulloso de que las segundas temporadas de sus equipos eran siempre mejores que las primeras. Y vaya si lo demostró. Sin embargo, en los prolegómenos de su tercera campaña al frente del Real Madrid, ... el portugués guarda un prudente silencio sobre sus terceras temporadas. También tiene motivos para ello.
Una de los principales argumentos que sostienen los críticos de Mourinho es su cortoplacismo, su incapacidad para obtener grandes títulos de manera continuada con un mismo equipo, como sí han hecho Guardiola o Ferguson. Arguyen que sus métodos, basados en una motivación e intensidad excepcional, son complicados de mantener a medida que pasa el tiempo. Su historial demuestra que este argumento tal vez no vaya tan desencaminado. Durante toda sus carrera, Mourinho siempre ha preferido estancias cortas en cada club. La única vez que permaneció en un mismo equipo durante tres temporadas completas la experiencia no fue satisfactoria.
Ya desde sus inicios demostró el portugués su preferencia por un paso fugaz, pues ni tan siquiera llegó al año al frente de los banquillos de Benfica y Uniao de Leira. En 2002, llegaría al banquillo del Oporto , con el que solo disputó quince partidos de Liga. En la temporada 2002/2003 afrontaría su primera campaña completa como primer entrenador, ganando una Liga y una Copa de la UEFA. Al año siguiente, revalidaría el título liguero y conseguiría que el Oporto se alzara con la Champions League. Rechazando «una cómoda silla azul, el Trofeo de la Champions League, Dios, y después de Dios, ¡yo!», el entrenador portugués decidió emigrar tras obtener el máximo trofeo continental. Un paralelismo claro se puede establecer con su trayectoria al frente del Inter de Milán : dos temporadas, dos títulos de Liga y una partida apresurada inmediatamente después de obtener la Champions en su segunda campaña.
Hasta la fecha, Londres ha sido su destino más estable . Sus dos primeras temporadas al frente del Chelsea fueron prácticamente idílicas. Únicamente la espinita de no haber podido obtener la Champions empañaba ligeramente la alegría por la consecución de dos Premiers consecutivas. El portugués era idolatrado por la afición y contaba con el respaldo absoluto del club y los jugadores.
Pero algo comenzó a torcerse en su tercera campaña . El Chelsea no pudo mantener su poderío en la Premier y cedió el título liguero a favor del Manchester United. En la Champions, el Liverpool apartaba a los «blues » de lo que se había convertido ya en su gran obsesión. Las victorias en la FA Cup y la Carling no consiguieron evitar la sensación de fracaso al hacer el balance de la temporada.
Más allá de los resultados, la relación de Mourinho con los distintos estamentos del club comenzó a quebrarse. Según contaría Makelele en sus memorias, Mourinho «pasó de emborracharse con nosotros a ser cruel y reclamar toda la fama» . El centrocampista francés lo acusa de «alejarse de los jugadores (...) y reclamar el mérito por todo». A nivel institucional, Abramovich también colisionó por el portugués debido a sus controvertidos métodos y los rumores de una destitución sobrevolaron Stamford Bridge. Finalmente, Mourinho acabaría la temporada en el banquillo del Chelsea, pero la situación era insostenible. En su cuarta temporada al frente de los «blues» , un mal comienzo sentenciaría definitivamente al técnico portugués.
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