real madrid
Los encontronazos de José Mourinho
El entrenador madridista no entiende de tibiezas. Ha tenido desencuentros con rivales y aliados por igual, dentro y fuera del vestuario
M. Á. BARROSO
Que la indiferencia es peor que el odio es algo que forma parte del ideario de José Mourinho , técnico admirado por sus logros al tiempo que amado o detestado por su carácter. Pocos entrenadores han dejado tanta huella en sus equipos. En el ... caso del Real Madrid no se recuerda a un dueño del banquillo que haya despertado tal adhesión. Sin embargo, desde que a finales de mayo de 2010 se hiciera oficial su fichaje por el club blanco los acordes y desacuerdos han rivalizado en los titulares de prensa. Estos han sido los principales encontronazos que «The Special One» ha tenido con rivales y aliados.
Pep Guardiola y el «puto amo». El extécnico azulgrana ha sido la némesis de Mourinho. La eliminación del Barça a manos del Inter de Milán en la Liga de Campeones 2009-2010, con Mou celebrando el pase a la final (que su equipo ganaría al Bayern en el Bernabéu) en el césped del Camp Nou donde, inopinadamente, se pusieron en marcha los aspersores, fue el primer acto de este pulso. Después, ya en el Madrid, el duelo verbal fue unidireccional hasta que, en abril de 2011, Pep estalló en la sala de prensa del Bernabéu, sacando su particular lista de agravios: «En esta sala es el puto jefe, el puto amo. Cuando juego contra él y cuando veo sus partidos por televisión, quiero aprender muchísimo. Fuera, pretendo aprender poco».
El dedo en el ojo de «Pito» Vilanova. La tangana final de la Supercopa de 2011 dejó una imagen para el recuerdo: Mourinho metiendo el dedo en el ojo al entonces segundo entrenador azulgrana, Tito Vilanova. «Sobre "Pito" Vilanova o como se llame este, no tengo nada que ocultar, las cámaras lo han visto todo», dijo el portugués tras acabar el partido. A pesar de la tremenda polémica, sus reencuentros han sido más o menos cordiales. La tensión, esta temporada, parece haber bajado significativamente. Guardiola ya no está.
Valdano, falta de «feeling». El que fuera director deportivo y adjunto a la presidencia del Real Madrid arrojó la toalla en mayo de 2011 después de comprender que Mou y él tenían «sensibilidades» opuestas. Antes de coincidir ambos en la «casa blanca», Jorge Valdano criticó al técnico en las páginas de Marca: «Es un carisma andante que no se sabe muy bien lo que representa». A Mourinho nunca le gustó la tibieza del argentino en las cruzadas personales contra árbitros y rivales , ni su resistencia a fichar a un delantero en el mercado de invierno de aquella temporada. La relación «escasa y distante» acabó rompiéndose.
Preciado, de la bronca a la relación entrañable. En otoño de 2010 Mourinho censuró a Manolo Preciado, a la sazón entrenador del Sporting, que no pusiera toda la carne en el asador en el Camp Nou. «Hay equipos que regalan el partido». Preciado le llamó «canalla». Aquella bronca acabó en una buena relación (con visita distendida de Preciado a Valdebebas). Cuando el técnico cántabro falleció en junio de 2012, Mourinho le dedicó una conmovedora carta.
Riñas con los capitanes
Casillas-Xavi, una amistad «non grata». La tensión provocada por la «borrachera» de clásicos de 2011 amenazó con romper la armonía entre viejos amigos y compañeros de selección. Que Casillas y Xavi quisieran recomponer la situación no fue del agrado de Mourinho, que dejó al capitán madridista en el banquillo en el Trofeo Bernabéu.
Ramos, el díscolo. A Mourinho le gustan los jugadores que van de frente, pero por encima de todo está su principio de autoridad. Las críticas de Sergio Ramos a la gestión de la pretemporada, su «castigo» en el banquillo en el partido de Champions frente al Manchester City y el episodio de la camiseta de Ozil ha provocado un incendio en el vestuario del Real Madrid que exigirá de mucha mano izquierda para que el rendimiento del equipo no se resienta.
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