Fútbol
Los motivos por los que ya se duda de Setién
La imagen plana y sin alternativas que proyecta el Barcelona sobre el campo contrasta con el ilusionante discurso del técnico cuando fue presentado
Sergi Font
Cinco meses han pasado desde que Quique Setién fuera presentado como nuevo entrenador del Barcelona y los tres meses de confinamiento por el Covid-19 no han aminorado las malas sensaciones que flotaban en el ambiente azulgrana cuando se suspendió la competición. Encandiló ... el cántabro aquel lejano 14 de enero con un discurso entusiasta, prometiendo diversión, como en su día hiciera Guardiola, y buen juego. Los encendidos elogios de los amantes de la filosofía de Cruyff difuminaron su paupérrimo palmarés y arrojaron luz allá donde el pragmatismo de Valverde se tildaba de sombras. 16 partidos después todo sigue igual . La apuesta por la cantera quedó en promesa, el pretendido golpe de efecto para acabar con los vicios del vestuario no tuvo ningún impacto, los fichajes no ofrecieron el rédito con el que encandilaban defendiendo otras camisetas y la sensación es de cansancio en un grupo envejecido.
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La pérdida del liderato tras el empate en el Sánchez Pizjuán es el menor de los males pero un síntoma inequívoco del final de trayecto al que está llegando la plantilla actual. Siete de los jugadores que levantaron la Champions en Roma, en 2015, siguen formando la columna vertebral del equipo de Setién. Mallorca, Leganés, Sevilla y Athletic han destapado todas las carencias de las que adolece el Barça, un plantel que hasta el año pasado ganaba las Ligas con autoridad aunque fracasaba en Europa. Precisamente, la llegada de Griezmann y De Jong (200 millones de euros) se pergeñó para reeditar el reinado en Europa del club catalán.
Impotencia en el banquillo
La ilusión que transmitía Setién en enero se ha tornado en crispación. Los gritos de Eder Sarabia a sus jugadores ante el Madrid o los gestos de desesperación del cántabro este pasado martes ante el Athletic retratan la impotencia de un equipo que sufre más que nunca cuando Messi no marca o no está fino. «En la primera parte no hemos estado muy precisos con el balón, con pérdidas, nos ha costado activarnos. No hemos encontrado esa fluidez que hemos tenido habitualmente . Nos han facilitado tener posesiones más largas. Cuando hay pocos espacios tienes que estar ágil, preciso. Nos está faltando eso desde que hemos vuelto. Esto cuesta pero pienso que lo iremos cogiendo a medida que avance el campeonato. Posiblemente ha sido el partido con menos control nuestro en la primera parte», aceptaba tras el partido ante el Athletic.
Demasiadas justificaciones a las que se le unen quejas por las que se le acumulan las críticas. Disconformidad con la regla de los cinco cambios , precipitación a la hora de regresar a la Liga o sospechas en el uso del VAR son impropias de equipos grandes que si se ponen la tirita antes de herirse es porque sospechan que algo puede pasar.
Se le reclama al técnico que cumpla con su filosofía y los preceptos cruyffistas que le han llevado al banquillo del Camp Nou. Pero si al holandés creador del Dream Team no le temblaba el pulso a la hora de tratar con las «vacas sagradas», como el denominaba a los jugadores con más peso en el vestuario, Setién tiene un excesivo respeto hacia a jerarquía de la plantilla . Busquets, Piqué, Griezmann o Luis Suárez son intocables a pesar del sentimiento generalizado de que deberían tener menos minutos y se debería dar más protagonismo a otros futbolistas que están mejor pero carecen de galones. «Es verdad que a Luis Suárez le falta ese punto que le dará la competición. Estamos en contacto permanente para saber cuándo necesita el cambio. Hoy le hemos sustituido, pero se encontraba bien. Él va a decidir salvo que le veamos que necesite el cambio», explicó el técnico, que permitió que el uruguayo jugara el partido completo en el Pizjuán y 85 minutos ante el Athletic tras salir de una lesión de rodilla que le obligó a pasar por el quirófano y que le ha mantenido cinco meses inactivo.
Precisamente, esa obstinación con Busquets o Suárez ha privado de más minutos a jugadores como Ansu Fati o Riqui Puig , que han aportado la frescura que le falta al juego y son el claro ejemplo de que la Masía sigue sin tener peso en el primer equipo. A ello hay que añadirle la mala planificación deportiva en el mercado de invierno a la que Setién ha dado el visto bueno. Le quedan siete partidos para enderezar el rumbo antes de la disputa de la Champions. El crédito no es ilimitado, el presente es insípido y el futuro preocupante. Ya lo advirtió Messi que «con lo que tenemos nos da» para ganar en Europa
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