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Director deportivo de la Roma

Monchi: «Necesitaba no creerme el dueño del universo»

Mañana se cumple un año de su fichaje por la Roma, brillante semifinalista de Champions tras la heroica remontada al Barcelona. El gaditano repasa en ABC sus primeros 365 días en Italia

Monchi, posando para ABC en la Ciudad Deportiva de la Roma, en Trigoria Ángel de Antonio / Vea en el vídeo parte de la entrevista a Monchi

Rubén Cañizares | Ángel de Antonio

Son las 11.30 de la mañana y sobre Trigoria, la ciudad deportiva de la Roma, el sol aprieta en abril como si fuera verano. 25 grados y ni siquiera hemos llegado a mediodía. Allí recibe a ABC Ramón Rodríguez Verdejo, Monchi (San Fernando, 20 de noviembre de 1968), seguramente el mejor director deportivo del mundo. Mañana se cumple un año de su fichaje por el club italiano, tras 29 en el Sevilla, primero como portero y luego al frente de la gestión deportiva. Embutido en un impecable traje azul, acompañado de una camisa blanca y una corbata escocesa, repasa para ABC su primera temporada al frente del club «giallorosso», flamante semifinalista de Champions tras una remontada histórica ante el Barcelona y que mañana se mide al Liverpool.

-Se le vez mucho más delgado.

-Cuando llegué a Roma, cogí 8 o 9 kilos y he perdido casi diez desde el 1 de enero. Ahora estoy en mi peso.

-Es extraño que engordara tanto una persona tan fiel al gimnasio

-Y lo sigo siendo. Llego a Trigoria a las 7.15 de la mañana y aquí tenemos un gimnasio magnífico en el que me entreno hora y media. Esta parte de mi día a día es fundamental.

-¿Sigue el tabaco alejado de su vida?

-Sí, sí. Pasé unos primeros días complicados, pero es de las cosas que más orgulloso me siento. El 8 de noviembre de 2016, el día del cumpleaños de mi hijo, mi regalo fue dejar de fumar.

-¿Ya domina el italiano?

-Lo entiendo todo y de hecho hago las entrevistas de aquí en italiano. Hablarlo lo hablo con un acento italiano-andaluz..., pero dicen que lo hablo bien. He sido autodidacta y Netflix ha sido mi gran ayuda. También ver los partidos en canales italianos, porque mi vocabulario es particular y lo necesito para aprender la terminología italiana.

-¿Qué tal le va aquí?

-Cuando hay un cambio importante en la vida, se requiere de un tiempo de adaptación, de necesidad de encontrarse a sí mismo. A nivel personal me faltan algunas cosas, porque no tengo aquí a mi familia y vivo solo, pero en líneas generales estoy contento. Y a nivel profesional, cuando llegué a la Roma necesitaba no creerme el dueño del universo. Por mucho que hubiera hecho bueno o malo en el pasado, tenía la necesidad de encontrar un nuevo Monchi. Reconocer errores que había hecho y buscar la mejor versión de mí para este nuevo proyecto. Quien me conoce sabe que no soy presuntuoso y tengo claro que la misma medicina no vale para las mismas enfermedades. La forma de trabajar de Monchi del Sevilla valía para el Sevilla y ahora tenía que encontrar una versión distinta que ha requerido un tiempo.

-Usted dice que es muy sentimental y que llora a menudo. ¿Se le saltó alguna lágrima tras la remontada al Barcelona en la Champions?

-Esta eliminatoria me emocionó por vivir por primera vez algo que me habían contado muchas veces, que era cómo se disfrutaba en la Roma del éxito. Igual que el aficionado del Roma es muy exigente a la hora de apretar y de exigir, es también muy propenso a disfrutar exageradamente y caliente del triunfo. Fue una noche muy bonita.

-¿Cómo es trabajar con Totti?

-Totti es todo en la Roma y yo, difícilmente, llegaré nunca a ser lo que es Totti en este club. Afortunadamente tenemos una buena sintonía. Trabajar juntos nos está sirviendo a los dos para implementarnos. A mí mucho más, porque él sabe lo que es la Roma, y Totti está viviendo una nueva etapa de su vida en la que posiblemente le están sirviendo de algo mis consejos. Me considero un afortunado por tenerle a mi lado.

Monchi, en Trigoria, posando para ABC Ángel de Antonio

-¿Se enfadó cuando le dijo que no jugaría más?

-Fue una decisión difícil. Para decirle a Totti que no contaba con él necesitaba una mezcla de valentía e irracionalidad. Llevaba poco tiempo aquí y, posiblemente, en ese momento no era capaz de controlar ni dominar la repercusión de Francesco en la Roma. Fruto de esa «irresponsabilidad» fui más valiente que lo que hubiera sido con responsabilidad, pero creo que valoró que se lo dijera mirándolo a los ojos, explicándole el porqué de cada cosa y, sobre todo, cerrando una etapa y abriéndole otra. Y como lo que le dije se ha cumplido, me quedo con esa magnífica relación que tenemos ahora.

-¿Su metodología es la misma que la que tenía en el Sevilla?

-Aquí me he encontrado una base importante. Se estaba haciendo un trabajo bueno, sobre todo a nivel de algo que me gusta mucho, los datos, y exportar mi forma de trabajar no ha sido difícil. Desde el primer día que la expliqué, mis colaboradores la entendieron. Es muy similar a como lo hacíamos en el Sevilla con el añadido del manejo del dato. El fútbol actual no puede volverle la espalda al dato, al «big machine». El dato no lo es todo, pero sí ayuda. Tener la posibilidad de tener el dato, analizarlo y aplicarlo es importante. Siempre habrá el matiz subjetivo de la persona que ve el jugador, pero al final el dato es básico.

-Algo parecido a «Milan Lab».

-No es lo mismo. «Milan Lab» es distinto. Va más al dato físico, y nosotros vamos al dato físico mezclado con el técnico. Un partido genera ocho millones de datos. Imagínate. Se trata de elaborar perfiles de jugadores acordes a las necesidades que tenemos a través del dato. Si buscas un lateral derecho y tienes un delantero como Dzeko, que es un buen rematador, lo que buscas es un lateral derecho que tenga un buen porcentaje de centros. Eso son datos. Pero luego hay que ver ese porcentaje de centros si lo realiza en la tercera parte del campo, en la segunda, a diez metros, a cinco metros, con un rival enfrente, con dos, en el primer tiempo, en el segundo tiempo... Hay tantos datos que analizar... La virtud del analista del dato es extraer el dato positivo y dejar fuera el que hace ruido.

-¿Está satisfecho de su primer proyecto de la Roma?

-Había una necesidad de general plusvalía antes del 30 de junio por el tema del «fair play» financiero, y las primeras decisiones fueron vender jugadores. Salieron Salah, Paredes y Rudiger. Luego construimos la plantilla. El once estaba, con Manolas, Dzeko, De Rossi, Nainggolan o Strootman, y había que mejorar la plantilla. Podíamos haberlo hecho mejor, seguro, pero hemos tenido infortunio con las lesiones.

-¿Por qué eligió a Di Francesco para el banquillo?

-Antes de elegir al entrenador pensé en el perfil, y tenía tres cosas claras: en primer lugar, que fuera italiano. En segundo lugar, que conociera el club. Y, por último, que fuera una entrenador que históricamente subiera el valor de los jugadores y él en el Sassuolo hizo cosas increíbles.

-¿Por qué un club tan grande como la Roma tiene tan pocos títulos?

-Tiene una explicación difícil. No tengo capacidad para llegar a una conclusión. Algún secreto tiene que haber, porque por aquí han pasado jugadores de nivel altísimo como Batistuta, Cafú, Totti, Cerezo, Falcao, Conti, Ancelotti... y buenos entrenadores. Pero yo vengo de un equipo como el Sevilla, que en 58 años no había ganado absolutamente nada y en once lo ganó todo. A veces, no hay una explicación, pero sí una solución. Así que mejor que buscar una explicación, buscar una solución.

-¿El Barça les faltó al respeto?

-Por parte del Barcelona, el cuerpo técnico, los jugadores y la directiva se nos valoró. Yo sabía que ellos estaban preocupados por las virtudes de la Roma. Más que una falta de respeto de algún medio o del entorno, lo que había era un desconocimiento. Y el desconocimiento a veces te lleva a minusvalorar. Nadie valoró que la Roma tiene 17 internacionales.

-¿Puede ser la Roma campeona de la Champions?

-Posiblemente no seamos el favorito de los cuatro, y nuestro porcentaje será menor que el de los otros rivales, pero tenemos nuestra posibilidades. Recuerdo una frase de Montella cuando el sorteo deparó un Sevilla-Bayern. Dijo que las pocas posibilidades que le daban al Sevilla, tendrían que cogerlas para pasar la eliminatoria. Lo mismo digo ahora. Las pocas posibilidades que le dan a la Roma para ser campeón tendremos que utilizarlas para convencernos de que podemos hacerlo.

Mochi, durante su entrevista con ABC Ángel de Antonio

-¿Que eliminatoria vislumbra ante el Liverpool?

-De los tres rivales que nos podía tocar es el más complicado, en cuanto a estilo de juego. De medio campo en adelante, ellos son muy veloces, rápidos y potentes. Juegan bien al fútbol y todo a una velocidad muy alta. Una cosa es ser muy veloz, porque Usain Bolt es veloz, y otra es actuar a alta velocidad. El Liverpool juega a mucha velocidad y eso es complicado. Y, sobre todo, nos vamos a encontrar a un equipo que llega en el mejor momento de la temporada al momento más importante. Quizás el Liverpool de principios de temporada hubiera sido un equipo más batible que el actual. Klopp ha conseguido equilibrar un equipo de potencial ofensivo alto, pero que pasaba fatiga, defensivamente hablando. La llegada de Van Dijk ha sido importante y nos vamos a encontrar a un equipo mucho más equilibrado.

-¿Le pareció penalti de Benatia?

-Todo lo que hablemos viendo las imágenes es una opinión, respetable, pero una opinión. El que estaba en el campo era el árbitro. El no tenía televisor. Habría que meterse dentro del árbitro para saber lo que vio él. Es una jugada muy confusa donde pienso que cualquiera de las dos opiniones tiene argumentos para defenderla, pero el árbitro tiene que decidir en milésimas de segundo. Y estoy convencido de que él vio penalti. Que lo sea o no es un dato más subjetivo, porque uno dice que sí y otro que no. No estamos todos de acuerdo, eso es que hay dudas.

-¿Dudas como para que se pueda hablar de robo y antimadridismo?

-Eso no me interesa. El fútbol es algo más que los comentarios de después. Los equipos que ganan mucho suelen ser antipáticos. El Sevilla era un equipo simpático hasta que empezó a ganar y los equipos que gana muchos suelen ser antipáticos porque generan envidia.

-Imagínese en la final. ¿Qué rival prefiere?

-Me da igual quién pase, porque son los dos iguales de complicados, pero soy español y está claro que preferiría al Madrid

-¿El Madrid le ha preguntado por Alisson?

-A mí no, y al club tampoco. El presidente Pallotta ha sido muy tajante. Alisson no está en venta.

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