El Liverpool saca al Arsenal de la zona Champions

La derrota del pasado lunes frente al Leicester funcionó como acicate para los hombres de Klopp . Urgido también por lo trascendente del choque en lo que se refiere a la pelea por clasificar para la Champions League, el Liverpool salió al verde de Anfield con unas intenciones que distaban mucho de las visitantes. Intenciones que se dejaban entrever a partir de la suplencia del mejor hombre gunner, Alexis Sánchez, que unida a la baja de Mesut Ozil dejaba al Arsenal desguarnecido de calidad diferencial en el ataque.

El caso es que los motivos detrás del 2-0 que el marcador reflejaba tras la disputa de los primeros 45 minutos estaban lejos de obedecer a un déficit de pólvora de los derrotados. La realidad fue mucho más dura para Koscielny, Giroud y compañía: apenas lograron salir de su propia mitad, no olieron la pelota y fueron un muñeco en manos de un Liverpool que ni mucho menos mostró una versión cercana a su techo.

Aunque no se tratase de ese Liverpool frenético que en ocasiones se dejó ver en el inicio de campaña, sí que dejaron los reds minutos de buen juego . Lo hicieron a partir de ese cóctel que lleva por ingredientes la presión alzada y el juego directo con combinaciones rápidas y que Klopp sabe agitar como pocos. Así llegaron los tantos de Firmino y Mané en el primer tiempo.

Del descanso salió el Arsenal con Alexis Sánchez de corto y la voluntad de enmendar el descalabro que hasta el momento habían firmado. El chileno, acostado sobre la banda izquierda, levantó el ánimo de los suyos a golpe de pases al área buscando la testa de los atléticos Welbeck y Giroud . Fue el primero el que halló el gol que dejaba a los gunners con más de media hora para salir de Anfield con puntos en el bolsillo.

Pero no todo tuvo que ver con la notoria mejoría del cuadro de Wenger . Anfield vio cómo, con la ventaja reducida a solo una diana, su equipo daba varios pasos atrás para dejar de buscar arriba a su rival, que pudo construir con comodidad desde el mismo Cech e instaurar en la mitad local la zona caliente del encuentro. A ello colaboró que el acompañante de Xhaka en la medular pasase a ser Chamberlain, más dotado para para la elaboración que el sustituido Coquelin.

El encuentro se rompió a partir del momento en el que el Liverpool asumió que la batuta del encuentro ya no le pertenecía . Comenzó entonces el reparto de llegadas, deshecho el medio campo y envuelto el partido en una vorágine de transiciones que dotaron a la tarde de un genuino aroma Premier. Demérito de los reds, que con todo de cara no supieron cerrar el choque en lo que ya es una constante de lo que viene siendo su temporada. La moneda terminó cayendo del lado local con el 3-1, obra de Origi . Sirvió para volver a meterse en Champions y para que Klopp desempatase la deshonrosa estadística de 27 victorias en 56 partidos que le ligaba a Brendan Rodgers.