REAL MADRID
El fichaje de Mou
Kaká jugó sus primeros quince minutos tras 240 días sin vestir de blanco
S. D.
Cristiano, Benzema, Ozil... La defensa del Getafe preveía exceso de trabajo para poner coto al ataque madridista. Pero el poder ofensivo blanco no tiene límites y en la fiesta se coló un invitado imparable para sus zagueros: Di María. Pleno de fuerza en todas sus ... acciones, el argentino desarboló una y otra vez a los defensores azulones —Mané habrá sufrido pesadillas— y se convirtió en el gran protagonista de la victoria de los de Mourinho, que pudo volver a contar con Kaká después de 240 días. El brasileño, operado el 5 de agosto de una lesión en el menisco de su rodilla izquierda después de que hubiera disputado el Mundial, no vestía la camiseta del Real Madrid desde el 9 de mayo de 2010. Ayer disfrutó de un cuarto de hora tras sustituir a Benzema y pudo marcar en el último suspiro .
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Al término del encuentro, Kaká, muy feliz por su reaparición, reconoció que «fue un partido especial» después de tanto tiempo esperando. Una alegría que compartió con el director general del club, Jorge Valdano, por ver al futbolista recuperado y sin molestias.
Di María, su ejemplo
El «fichaje» de invierno de Mourinho tuvo ayer en Di María el ejemplo de jugador que quiere su técnico. En una semana en la que el portugués ha dado por perdido a Higuaín para esta temporada por su hernia discal, pudo confirmar que Ronaldo cuenta con un socio de honor para derribar murallas rivales . Llegado este verano del Benfica, que se embolsó 25 millones, Di María mejora su fútbol con el paso de las jornadas y las dudas iniciales por el precio pagado se han disipado.
Pocos minutos tuvieron que pasar para que comenzara a sembrar el pánico por la banda derecha, donde Mané se las veía y se las deseada para frenarle. Pero el espigado atacante jugó con la sexta velocidad y los defensores tuvieron que recurrir a todo para pararle; Rafa incluso a un penalti que Cristiano transformó. Sólo diez minutos y el recital de Di María empezaba a dar frutos .
Tan difícil como quitar un juguete a un niño enrabietado resultaba arrebatar el balón de los pies a un jugador que reduce distancias con el azulgrana Messi en este arte . Conducción, regate y pase. Todo ello demostró el argentino en la acción que terminó con el balón en las botas de Ozil para que estableciera el 0-2.
Incansable, no cesó en el empeño de buscar el marco rival, pero tampoco tuvo ningún reparo en ponerse el mono para ayudar a sus compañeros a achicar. En el fragor de la batalla cometió uno de sus escasos errores al cortar un balón con las manos, lo que le valió la amarilla.
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