Jabulani no enamora
Jabulani ha entrado de lleno en la escena del Mundial . No gusta. Sólo encuentra detractores y recibe críticas de los profesionales. Desde técnicos a jugadores han levantado la voz contra el despropósito, el producto presentado como la joya de la corona.
No es una ... protesta improvisada. El problema viene de lejos, desde la Copa del Mundo de Japón y Corea. Por entonces, la marca Adidas encargó, supervisó y aprobó el «Fevernova», que levantó las primeras sospechas. El innovador producto estaba enfocado a alimentar el espectáculo, sin embargo logró el efecto contrario. Desconfianza, dudas, reproches... Una sospecha que se corroboró en el Mundial de Alemania. La pelota hacía más extraños de la cuenta y dibujaba varias trazadas en el mismo viaje.
Por lo tanto, la salida de Jabulani era esperada por los porteros. Y se ha cumplido el peor de los presagios. Es todavía más ingobernable, una trampa y un cebo para las críticas. El primero en levantar la voz fue Julio César, guardameta de Brasil: «Parece una pelota que compras en el supermercado». Se unió Casillas: «Es triste que en una competición tan importante el protagonista sea un balón por sus pésimas condiciones».
Aquí no acaba la sangría. Bravo, portero de Chile, dijo que «parece una pelota de playa. Está hecha para molestar a los porteros y para que haya más goles». Se ha abierto la veda. Y los «unos» han encontrado el respaldo del colectivo. José Peseiro, técnico de Arabia Saudí, dijo que «el balón tiene una curva difícil. Los primeros entrenamientos fueron un espectáculo».
Resulta extraño
La mayoría de los internacionales españoles apoya la plegaria del portero. Marchena reconoció ayer que «nos está resultando extraño su manejo. Va demasiado rápido y el control es más complejo». Otros jugadores revelan que engaña en el control y que en el desplazamientos hace cosas raras.
Otro detalle que dificultará su control es la diferencia de altitud en las distintas sedes del Mundial, donde el comportamiento del esférico varía. España se concentrará en un enclave por encima de los mil quinientos metros y alternará altitud en los tres partidos de la primera fase. Se estrenará en Durban, a nivel del mar; luego irá a Johannesburgo (1.694); y acabará en Pretoria (1.200). Xabier Azkargorta, que en su día fue seleccionador de Bolivia y sabe lo que influye la altura en estos casos, relativiza y asegura a ABC que el balón genera controversia por sí solo. «Siempre que hay cambios hay polémica, pero a esa altura tampoco se nota mucho. Para que influya la presión atmosférica tendrían que estar a unos 2.000-2.500 metros».
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete