La poderosa atracción de Italia hacia Balotelli

La atracción hacia Balotelli parte del espíritu adolescente que todavía no ha dejado atrás. Los ejemplos de su anarquía son públicos: incendió su baño mientras jugaba con fuegos artificiales; silbaba el himno del Milán en los vestuarios cuando jugaba en el Inter, el eterno rival; es conocida su falta de preocupación por aparcar en zonas prohibidas; fue a un club de «striptease» antes de un partido . Y la lista sigue y sigue . Durante la Eurocopa, las muestras de inmadurez también se suceden : simular un miembro fálico con el banderín de córner, hacer la zancadilla a un compañero o enfadarse tras un gol. Todas las cámaras enfocan a Mario.

Los orígenes de Mario invitan a la emoción. Nacido en Palermo (1990) de unos padres ganheses que lo dieron en adopción por problemas económicos. Criado en Brescia con una familia adoptiva, los Balotelli, de los que tomaría el apellido. Mario forjó una fuerte personalidad capaz de sobreponerse a cualquier ofensa. Y un carácter, para bien o para mal, prácticamente indomable.

En el espíritu de Balotelli no cabe la resignación. El jugador negro de la selección italiana nunca ha rehusado responder a un insulto racista . Y la arrogancia para demostrar su superioridad es difícil de negar. El talento le salva de su posible ostracismo . De hecho, su entrenador en el Manchester City, Roberto Mancini, se comprometió no alinearle por su comportamiento, pero tuvo que ceder ante la calidad del delantero. El técnico de la selección italiana, Cesare Prandelli, alude a una excesiva suspicacia del jugador como problema principal: «El día que se dé cuenta de que nadie le quiere hacer mal y que estamos aquí para ayudarle, se convertirá en un gran campeón».

Entres sus compañeros de la «nazionale», unos le definen como a un «niño grande», otros dicen que es «un gran tipo» que debe madurar. Su compañero Leonardo Bonucci le tapó la boca durante durante la celebración de su gol contra Irlanda para que no dijera algo imprudente contra su entrenador por dejarle en el banquillo ese día. Bonucci lo definió así: «Es un buen tipo que, por desgracia, a veces comete tonterías»