Cortita y al pie
Cuando los mejores son los porteros
No es solo la marcha de las figuras la que vacía la Liga de astros, es que también se escapa el talento joven
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Iniciar sesiónReuniendo a Ramos y a Messi, el PSG explica la situación del fútbol en una sola imagen. El duelo Barça-Madrid, personalizado en Messi y Cristiano, fue el gran atractivo internacional de una competición española que, sin ellos y en un contexto inestable, despierta dudas ... sobre su interés como producto exportable. No es solo la marcha de las figuras, que deja la Liga como el decorado vacío de un desierto de Almería sin estrellas, es que también se escapa talento joven hacia la Premier; y no es solo el PSG, ni Inglaterra, hasta la liga italiana podría superarnos en atractivo.
A falta de saber qué ocurre con Mbappé (si es que ocurre algo) y lo que es capaz de hacer Monchi en los días finales de mercado, el único equipo de la zona alta que ha mejorado de manera objetiva es el Atlético de Madrid. El fichaje de De Paul lo completa en una zona, el medio campo, que quedó debilitada con la marcha de Thomas. El campeón sale reforzado del verano, y aún podría estarlo más con la incorporación de Rafa Mir, así que cabe considerarlo favorito al título.
El Real Madrid ha vuelto al pasado, a un ‘galacticismo’ a la espera del galáctico. Ancelotti, que ha entrenado para Berlusconi, Abramovich, el jeque del PSG y Florentino, es un experto en asumir la razón de Estado presidencial. Sabe componer equipos moderados, efectivos, vistosos y manejar el vestuario con ceja y mano izquierda. Su reto es mantener lo bueno de Zidane completando sus lagunas: la incorporación de la cantera, Miguel, Blanco o Arribas, y el reciclaje de los olvidados. Isco podría volver a brillar en el interior, Bale tiene más gol que nadie en el equipo y Hazard está por estrenar, aunque cualquier prestación positiva de alguno de ellos era considerada un milagro bíblico hasta hace solo unas semanas.
Si no hay fichaje estelar, el problema del gol se mantendrá, y el éxito del Madrid dependerá de la capacidad, que Zidane sí tuvo, de bajar el número de goles encajados. Pero la defensa cuenta solo con tres centrales senior y el envejecido Madrid camina en dirección contraria al fútbol modernísimo de presión germánica incansable. La Liga se le disputa al Atlético de Simeone en los últimos años sobre esa base: igualar su defensa, y no es casualidad que los mejores sean los porteros. Oblak, Courtois y Ter Stegen, puntales de sus equipos, son los primeros del mundo en su posición y podrían ser considerados las estrellas de nuestra competición, lo que da idea del tono general y futbolístico.
Así sucede en el Barcelona. El meta alemán ha venido siendo el más decisivo tras Messi. Sin el ‘10’, el club afronta algo traumático. Por primera vez en 70 años inicia una temporada sin un posible Balón de Oro. Desde Kubala, el Barcelona tuvo siempre un astro indiscutible. Hubo un momento en el que, además, añadió el estilo, la ‘filosofía’ cruyffista. Ahora solo le quedaría lo segundo, impregnado en la gramática canterana de Busquets y Pedri, aunque mantiene esperanzas de lo primero en Ansu Fati. En él se vislumbró el fenómeno antes de la lesión. Mientras se recupera, al Barcelona no le queda otra que incidir en una nota colectiva que puede mejorar su rendimiento, aunque para Barça y Madrid cabe decir algo parecido: por mucho que mejoren como bloque, no parece que puedan alcanzar la fiabilidad mecánica del cholismo.
Pero con ellos ‘humanizados’, no solo el Atlético tiene una oportunidad. El Villarreal y el Sevilla mantienen la estructura intacta y no han sido esquilmados. Bryan Gil se fue al Tottenham, en nueva fuga de talento, pero Monchi reconstruirá el equipo en los flancos y podrían aspirar al título si no se dispersan en demasiadas competiciones. El Villarreal también podría intentarlo. Lopetegui y Emery sí transmiten una energía psíquica suficiente para mantener el ritmo de Simeone, el dominador temperamental de la competición. La mayor humildad de la Liga ofrece a cambio este aliciente: la apertura de las posibilidades, que no sea cosa de dos ni de tres.
Con el talento joven emigrando y sin las estrellas de siempre, importan todos los actores. Los árbitros fueron protagonistas en la última temporada. Los arbitrajes, especialmente en lo tocante al VAR, fueron malos hasta el punto de desconcertar al futbolista, y enmendarlo haría mucho por el prestigio de la competición.
La vuelta del público a las gradas es otra esperanza. El aficionado restablecerá un intercambio psicológico que el futbolista español, tan alicaído como todo lo demás, necesita para reencontrar su inspiración. El entusiasmo a machamartillo de la España de Luis Enrique es gratis y no lo puede comprar el PSG.
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