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El honor de los Bradley

Tres décadas largas después de que Pelé, Beckenbauer, Cruyff y Menotti pasaran por allí, el «soccer» sigue sin calar hondo en Estados Unidos, entregado al béisbol, al «football» o al baloncesto. Ni la apuesta multimillonaria del Cosmos de Nueva York, ni la organización del Mundial ... de 1994, ni tampoco el reciente aterrizaje de Beckham en Los Ángeles despertaron la pasión esperada. Lo consideran un deporte poco vigoroso, imperfecto, demasiado expuesto a la trampa y a la interpretación.

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