barcelona
Los árbitros ya denunciaron a Guardiola y Mourinho
El técnico del Barcelona fue multado por el caso Clos Gómez, mientras que el del Real Madrid se quedó sin castigo
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No es la primera vez que los árbitros piden sanciones. Pep Guardiola recibió una por el caso Clos Goméz. Mejor suerte corrió José Mourinho, que se libró después de cargar contra Pérez Lasa.
Guardiola, multado por el caso Clos Gómez
El Comité de Competición impuso a Pep Guardiola una multa de ... 15.000 euros —luego quedó reducida a 1.500— por las declaraciones en las que el entrenador del Barcelona acusaba a Clos Gómez de mentir en el acta arbitral del partido que los azulgrana jugaron en Almería el 6 de marzo de 2010.
Guardiola acusó al árbitro y al auxiliar Gallego Galindo , que lo expulsaron en el mencionado encuentro, de mentir en la redacción del acta arbitral ya que no recogía con exactitud las palabras que el técnico del Barça le dirigió al asistente: «Cuando una persona miente hay que recurrir, y el señor Clos y el señor Gallego mienten en el acta, y por eso recurrimos. Si las imágenes no sirven en primera y segunda instancia, no pasa nada. El próximo día que vea al señor Clos le preguntaré. Mienten en el acta, ponen lo que yo no dije», denunció públicamente el entrenador, que aceptó la multa.
Mourinho, sin castigo por el idioma
José Mourinho cargó contra Pérez Lasa el año pasado después de un partido contra el Almería: «Espero que no nos vuelva arbitrar y al Barça tampoco», dijo el portugués. El Comité Técnico de Árbitros denunció al técnico y, posteriormente, Competición archivó la denuncia instando a Mourinho a que hiciera el «esfuerzo de conseguir que no vuelvan a repetirse situaciones similares». Mourinho aseguró que era fácil sacarles tarjeta a sus jugadores y que para sus futbolistas «la amarilla es roja y lo que no es nada es amarilla».
El Real Madrid se refirió al derecho a la libertad de expresión y remitió unas manifestaciones del técnico en las que aseguraba que no creía que hubiese una mano negra ni contra el Real Madrid ni contra nadie. El Comité lo consideró una contradicción y aplicó «el principio de duda a favor del expedientado teniendo en cuenta que no es su lengua materna el español».
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