Lección magistral del Real Madrid

La goleada (2-6) conseguida frente al Sevilla, al igual que el festival ( 3-6 ) disfrutado en Mestalla, son ejemplos de un estilo ganador. Incluso en Barcelona dicen que estos dos encuentros han sido los más bonitos del campeonato. El Real Madrid acabará esta campaña con un trofeo, la Copa, pero su capacidad le hizo merecedor de más cosas. En el análisis de la Liga, los blancos se han dejado el título en sus derrotas ante el Osasuna , el Zaragoza y el Sporting , y en sus tropiezos frente a Mallorca, Levante, Deportivo y Almería. Caer en el Camp Nou era normal, aunque no por 5-0. Su fútbol vertical, espectacular, supo a más que esa Copa del Rey.

Seguidores y enemigos del entrenador portugués no pueden negar que el conjunto blanco no tenía esta actitud en épocas anteriores. Sus técnicos no se imponían sobre los futbolistas con el carácter que el técnico actual aplica en la plantilla. Algunos dicen que no les dejaban. Puede ser. Pero Mourinho ha conseguido una realidad: las figuras no mandan en el vestuario . Quien no corre y no presiona cuando el equipo no tiene el balón, no juega. Anoche, hasta Kaká mordía para recuperar la pelota. El estadio Sánchez Pizjuán fue espectador de otra lección de fútbol del Madrid, con la entrega que ha definido su temporada.

Manzano, como Emery hace dos semanas, debió sentir envidia ante la lucha insaciable de un rival que triene el segundo puesto asegurado en el campeonato. El once madrileño le dio un repaso preocupante al Sevilla. Hace catorce días, en Mestalla, la goleada (3-6) de los blancos en cancha del tercer clasificado expresó unas diferencias técnicas y físicas que agrandaban la distancia real entre los dos primeros y el resto de clubes. El Madrid confirmó esa verdad ante un enemigo otrora odioso por su músculo violento. En plena feria, la única violencia existente la protagonizó el fútbol madridista.

Rápido, vertical, letal. Los hombres de Manzano se sintieron vapuleados por la velocidad y el juego del adversario. Los visitantes les superaron incluso en los balones por alto sobre el área local. Su dominio era tan apabullante que surgieron lo silbidos desde el graderío. Porque Sergio Ramos cabeceó el primer tanto en una jugada que pilló sorprendida a oda la defensa -es un decir- hispalense. Porque Cristiano fusiló la segunda diana con un pase de cabeza de Benzema que ridiculizaba otra vez a la retaguardia andaluza. Y porque Kaká colocó a placer el tercer tanto del festival madridista en veinte minutos de espectáculo al más alto nivel.

Dada la vergüenza, el entrenador sevillista echó la bronca a sus hombres en el intermedio y les pidió lo que todos presenciaron en el once de enfrente: pelea, garra, sacrificio. El cuadro sevillano sacó al menos el orgullo. Negredo acortó distancias en un bonito gol. Pero Cristiano le contestó con otros tres aciertos demoledores en sendos contragolpes mortales. Los cuatro golazos del rematador luso le situaron como Pichichi del campeonato, con 33 tantos, tres más que Messi. CR suma 46 en todas las competiciones. Ha batido todas sus plusmarcas personales.