El fallo multiorgánico que desangra al Barça

Messi ya no resuelve los partidos como lo hacía antes cuando sus compañeros no estaban bien. Es la dura realidad que hasta ahora tapaba el rosarino en la Liga, aunque no le llegaba para disimular las carencias en Europa, como demuestran las últimas debacles acumuladas en este lustro ( Juventus, Roma, Liverpool y Bayern ). El famoso burofax que envió a finales de agosto pidiendo una salida es el punto de inflexión tras el que se han desatado todos sus demonios. Ya no sonríe sobre el campo y su rostro y gestos reflejan cierta amargura. Más allá de su desconocido rendimiento goleador (solo ha marcado cinco goles, cuatro de ellos de penalti), su imagen se ha devaluado. Koeman ha tenido que salir a la palestra a defender actitudes como su lento caminar en el último minuto ante el Ferencvaros en lugar de presionar el último ataque de los húngaros, se le han acumulado las críticas por su relación con Griezmann y mantiene el pulso con el club sobre su futuro, aunque se desentiende de sus responsabilidades como capitán a la hora de dar explicaciones tras derrotas como las sufridas ante el Real Madrid o el Atlético .

El Barcelona presenta el peor inicio de los últimos 25 años. Desde que se instauró el sistema de tres puntos por victoria en la Liga (temporada 1995-96) nunca había empezado tan mal. Once puntos de 24 disputados es una estadística que habla por sí misma. Tres victorias, dos empates y tres derrotas dificultan la consecución de uno de los objetivos del año, ganar el campeonato. Con una cuarta parte de Liga disputada, los culés ya están a nueve puntos de un Atlético que ha presentado su firme candidatura al título.

Hechos tan simples como las comparecencias ante la prensa son un síntoma de la desintegración del vestuario. Tras la dura derrota ante el Atlético nadie quiso salir a dar la cara. De los cuatro capitanes, tres tenían excusa. Busquets no había viajado a Madrid, Sergi Roberto se acababa de lesionar y Piqué estaba abatido y dolorido tras su lesión de rodilla , aparentemente, muy grave. Pero quedaba Messi, que solo atiende a los periodistas en su país, con su selección o cuando le abordan en un aeropuerto. El departamento de prensa, finalmente, consiguió que Pedri , a sus 17 años, analizara el partido y la situación del equipo. No hay que olvidar que el club no permitía hasta hace poco que los menores de edad concedieran entrevistas. La falta de liderazgo también pudo verse tras perder ante el Madrid (1-3) en el Camp Nou el pasado 24 de octubre. El encargado de dar explicaciones fue Sergiño Dest , un recién llegado de 20 años.

El equipo sigue adoleciendo de los mismos errores que le ha condenado en esta última etapa. Curiosamente, el año en el que se prometió una revolución, Koeman saltó al césped del Metropolitano con una alineación en la que había ocho futbolistas (y Busquets no estaba porque se había lesionado con España) titulares en la debacle ante el Bayern de Múnich. La revolución se quedó en simulacro a causa de las limitaciones económicas. De los que han llegado ( Dest, Pjanic, Trincao, Matheus Fernandes y Pedri ) solo el canario parece haberse ganado un puesto en el once de Koeman. Y veteranos como Piqué, Busquets o Jordi Alba singuen teniendo mucho peso en el equipo titular.

La planificación deportiva ha quedado en evidencia tras la lesión de Piqué, que deja al equipo huérfano de centrales. Con Araújo recuperándose de sus molestias (aún tiene para diez días) y Umtiti sin haber debutado por sus crónicos problemas en la rodilla (en el club hay serias sospechas de que pueda jugar esta temporada), el Barça solo dispondrá de Lenglet para los próximos partidos. F renkie de Jong , que era un remedio de urgencia, se convertirá, posiblemente, en el recurso habitual.

«Un equipo grande, como el Barcelona, no puede encajar un gol así en el minuto 47. Nunca te pueden marcar un gol cuando tu tienes el balón», se lamentaba Koeman tras la derrota en el Wanda. Un e rror de concentración que salpicó a Piqué y Ter Stegen. Ante el Alavés fue Neto el que facilitó el gol al errar en un control.

A pesar del potencial de los delanteros azulgranas, el Barcelona adolece de falta de gol. Con Messi sin encontrar portería , sin los tantos de Luis Suárez (regalado al Atlético), con Ansu Fati lesionado y Griezmann sin hallar su posición el equipo se resiente a pesar de generar numerosas ocasiones. Koeman reclama la llegada de un «nueve», concretamente de Memphis Depay, y no duda en criticar los fallos de su equipo. «Un jugador de su categoría debería haber marcado al menos una», lamentó el técnico tras los f allos de Griezmann ante el Sevilla.

El desbarajuste salpica también a la planta noble, donde el desgobierno impedirá que se pueda trabajar el mercado invernal. Sin presidente, el Barça no puede fichar. La junta gestora no está legitimada para acometer una operación de este tipo. Y las elecciones no se celebrarán hasta el 24 de enero, con lo que el nuevo mandatario solo dispondrá de una semana escasa para poder invertir un dinero que no se tiene.