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España ilusiona y rompe el maleficio

España ilusiona y rompe el maleficio. Los de Camacho se impusieron a Eslovenia por 3 goles a 1

GWANGJU (COREA DEL SUR). El primer paso está dado. España superó el trauma histórico del primer partido y se desembarazó de Eslovenia con una muy buena organización táctica, mucho oficio y hasta relativa comodidad una vez que el equipo entró en el partido. Es evidente que la selección tendrá que mejorar según avanza el Campeonato si quiere dar vida a sus sueños ocultos, pero ayer se quitó de encima el engorroso compromiso del maldito primer día y ya tiene tres puntos que le permiten divisar el futuro con la sonrisa y la esperanza en la mirada.

No fue un buen partido. Todo lo contrario. Pero todo lo bueno que se vio salió de los pies de los que vestían la camiseta roja. Tantos días esperando el momento y a la hora de la verdad la tensión y la ansiedad se comieron el fútbol. España fue superior porque es mejor equipo que Eslovenia en todos los conceptos futbolísticos, pero les costó a los hombres de Camacho meterse en faena. Pesaba todo. La cabeza. La camiseta. Las piernas. Además, en el primer córner que se lanzó contra su área Casillas tuvo que quitarse de encima el balón en un alarde de reflejos. Toda la semana ensayando las dichosas jugadas y a la primera ocasión, remate de los eslovenos.

La selección fue asentando su victoria sobre la base de una muy buena disposición táctica. Estuvo muy bien colocada sobre el campo desde el primer momento, con los espacios perfectamente repartidos, y nunca perdió la orientación. Fue clave en esta faceta la labor de Baraja. Siempre en su sitio, por delante de los centrales, con la cabeza alta, mirando a derecha e izquierda y recibiendo la estimable ayuda de Valerón, que ayer volvió a ser más medio centro que media punta, al menos al principio. Eslovenia no sorprendió en su planteamiento, se metió atrás con todos los hombres por detrás del balón cuando lo tenía España y esperó su oportunidad.

La posesión era española. Absolutamente. Pero la circulación no fue todo lo rápida que era de desear. Los comienzos recordaron a lo que le pasó a Francia con Senegal. Pero la diferencia fue que España acertó su primera gran oportunidad. Fue el gol de la tenacidad de Luis Enrique y la tremenda habilidad de Raúl. Precioso su control orientado, un pase torero que le coloco el balón en la zurda. No tenía ni tiempo ni espacio, pero metió la punterita... y gol. La constancia de todo el primer tiempo encontró su fruto. Los eslovenos, además de aquel cabezazo del primer córner, sólo llegaron en eso, en córners y en un remate de Zahovic que volvió a quitarse de encima Casillas.

Con diez en el campo

El gol aligeró de peso a los españoles. Salieron menos tensos tras el descanso. Tocaron más rápido el balón y aprovecharon su perfecta organización táctica para ir madurando la victoria. No era un juego espectacular ni mucho menos, pero sí constante y tenaz. Baraja continuó siendo la piedra angular, pero mejoraron Luis Enrique y De Pedro, sobre todo éste, por las bandas. Valerón y Raúl se buscaron más y llegaron las ocasiones, tenían que llegar. Tristán y Morientes, que le sustiyó, tuvieron dos que sacó el portero esloveno.

Mediado el segundo tiempo el equipo acusó un pequeño desfallecimiento físico. Se perdieron dos o tres balones consecutivos en el medio campo y las carreras para recuperarlo hacían daño. La respuesta de Camacho fue la entrada de Helguera por Luis Enrique... y la del equipo un perfecto, medido pase de De Pedro a Valerón, que el canarión remató con sutileza. Debía haber sido el gol de la sentencia, pero este equipo en ocasiones se enreda en sí mismo y se embolica. El percance de ayer pasó por la lesión de Juanfran. Nadie tuvo la visión de tirar el balón fuera para que entrara Romero y con diez hombres el balón terminó entrando en la puerta de Casillas. Quedaban diez minutos. Y a más de uno nos vino a la memoria lo que le había pasado a Paraguay con Suráfrica un par de horas antes...

Pero no. El equipo, ya con once, se recompuso. Desde la entrada de Helguera el madridista se había colocado como medio centro, con Baraja por delante. Valerón se desplazó a la banda derecha y Raúl se retrasó a la media punta. El resultado fue que las líneas acabaron muy juntas, se recuperó la posesión del balón y un penalti que se sacó Morientes de su ambición y fue transformado por Fernando Hierro terminó por fulminar al fantasma del primer partido.

Partiendo de la base de que España tiene más dentro de sí que lo expuesto ayer, hay que dar por bueno el primer paso. Fue firme. Sin alardes, pero sin desfallecimientos. A mejorar el aspecto físico y la velocidad en el juego. Se debe probar más el remate de media distancia. A confirmar y ratificar todo lo demostrado en el aspecto táctico. La buena organización, el orden, el conocimiento y el convencimiento de lo que había que hacer... Lo demás ya será cosa de Raúl, de Valerón... como lo fue ayer.

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