Países Bajos - España
España espera el estallido de Asensio
La baja de Ansu Fati ofrece al balear una nueva oportunidad de subirse al tren y convencer a Luis Enrique de que merece estar en la Eurocopa
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Iniciar sesiónCorren malos tiempos para el fútbol de selecciones, patito feo de los calendarios al que la vorágine competitiva que arrastran los clubes durante la pandemia ha encajonado aún más. En el tiempo que se daba para jugar dos partidos ahora han de caber hasta tres, ... los mismos que afronta a partir de hoy España antes de echar el cierre al 2020. Para abrir boca se rinde visita a Países Bajos , a la que oficialmente ya no se puede llamar Holanda. Una selección reinventándose de nuevo tras la salida de Koeman y la llegada al banquillo de Frank de Boer. Será un aperitivo amistoso antes de dirimir la clasificación para la fase final de la Nations League frente a Suiza y Alemania.
En la selección naranja pudo jugar, y no quiso, Marco Asensio Willemsen , que prefirió las raíces paternas a la hora de escoger qué camiseta nacional defender pese al apego que siente por la tierra de su madre. «Es mi segundo país. Tengo sangre holandesa y la mitad de mi familia vive aquí. Es muy especial volver a la selección en este lugar», dijo ayer el extremo del Real Madrid, que aterrizó el lunes en Las Rozas como sustituto de urgencia del lesionado Ansu Fati . No entró en la lista inicial de 25, ni tampoco lo hizo en las dos convocatorias anteriores de Luis Enrique . Su última presencia es de junio de 2019, poco antes de lesionarse gravemente al romperse el ligamento cruzado y el menisco de su rodilla izquierda ante el Arsenal, en la pretemporada del curso pasado.
Asensio, que acumula 24 internacionalidades (1 gol), vive en la selección una situación similar a la que tiene a diario en el Real Madrid, donde tampoco termina de romper el cascarón. Su estado de eterna promesa genera cierta impaciencia en el personal. En el balear se intuía un extremo de amplísimo recorrido y talento, con desborde y gol. Un tipo nacido para marcar las diferencias. Pero a su evidente calidad siempre le ha faltado un algo indeterminado que ha hecho que ni antes ni después de la lesión haya logrado colmar las enormes expectativas que había generado. Tras la larga rehabilitación que le tocó padecer llegó el parón por el coronavirus. Durante el confinamiento se destapó como un excelente gamer y echó horas al FIFA para combatir la frustración de un regreso fallido.
Su vuelta, al final, no se produjo hasta el pasado mes de junio, casi once meses después de romperse. «Sé dónde estoy, cuál es la importancia de mi club o de la selección. Me tomo las críticas como una motivación. Quería volver igual o mejor que antes y sé que estoy en el camino correcto. Los buenos momentos van a llegar pronto», revela el balear, que aún no ha cumplido los 25 años y ya nota en el cogote el aliento de otros aún más jóvenes que él dispuestos a adelantarle tanto por la derecha como por la izquierda. Encontrar una plaza de atacante en el grupo que acuda a la Eurocopa dentro de unos meses se antoja más complicado que nunca por la competencia feroz con gente como Adama, Ferran, Oyarzabal, Olmo o el propio Fati. «Me falta para llegar a mi mejor nivel, pero es cuestión de tiempo», asegura, aceptando el desafío.
Tirar del carro
Asensio debutó en la selección poco antes de la Euro 2016 como parte de un grupo de jóvenes llamados para suplir a los internacionales de Real Madrid y Atlético, aún de resaca de la final de Champions . Tenía solo 20 años y apuraba su cesión en el Espanyol. Se hizo fijo en 2017, durante la preparación del Mundial de Rusia. Ese acabaría siendo su primer, y hasta ahora único, gran torneo con la selección. Su escasa participación en la fase de grupos, donde apenas jugó unos minutos ante Irán y Marruecos, y el pobre juego desplegado por España acabaron convirtiendo en un clamor su presencia en el once. Pero cuando al fin tuvo la oportunidad, ante la anfitriona en octavos, se despachó con uno de los partidos más insulsos que se le recuerdan. Escondido en su banda, sin rastro de atrevimiento o audacia, naufragó en un partido crucial que acabó mandando a casa a la selección.
Poco después, en plena crisis del Real Madrid y con Lopetegui recién destituido, pronunció una frase durante una entrevista que aún le persigue: «Hay otros jugadores que llevan más años en el club, más experimentados, y son ellos los que tienen que tirar del carro». Desde entonces, y aunque ha intentado explicar varias veces el porqué de esa sentencia, le acompaña cierta imagen de indolencia y poco compromiso que se acrecienta cuando las cosas le salen torcidas.
Para su tranquilidad, Asensio sabe que si da la talla Luis Enrique le hará un hueco, porque sus características van que ni pintadas a la idea de juego ofensivo que pretende el técnico asturiano, con extremos muy abiertos y verticales. «Marco me encanta y ha venido conmigo el 99% de las veces», contó ayer el seleccionador, queriendo refrendar con datos una confianza que se puso en duda en la anterior convocatoria, donde se tomó por donde no era una respuesta con sorna sobre cómo veía al jugador del Madrid: «Verle no le veo porque no está aquí. Supongo que estará en su casa viendo Netflix. Le mando un saludo». Un mes después tiene la oportunidad de observarle con detenimiento: «Puedo decir muchas cosas, pero los hechos son los que son», reiteró. «Ya está jugando a un buen nivel tras la lesión, aunque todavía lejos de lo que puede hacer. Es un jugador muy interesante».
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