Crónica
Lo rápido que se acostumbra la felicidad a las circunstancias. Durante el día de ayer en Barcelona había ambiente de Champions, como si fuera lo mismo la gesta del Madrid en Stamford Bridge que jugar contra unos alemanes anónimos y que parecían una banda. «Hoy ... nos toca a nosotros», decía el público con bufandas azulgranas en los bares. Con qué facilidad hacemos de la necesidad virtud y cuando sólo hay sardinas apuramos las raspas de sardina como si fueran latas de caviar. El Eintracht salió vertical, al abordaje . Sow nos perdonó la vida rematando fuera lo que habría sido mucho más fácil meter. Justo antes, Ferran Torres chutó e iba a la escuadra, pero como casi siempre pasa con este chico las expectativas no se cumplieron y Trapp puso una mano prodigiosa para rechazar a córner. El Barça no lograba drenar la profundidad local , y los alemanes tenían las mejores ocasiones pero sin concretarlas. Éric, Piqué y Araujo se disculpaban por los muchos balones que perdían pero los continuaba perdiendo.
El Barcelona no estaba seguro con la pelota, no sabía qué hacer con ella. Le pesaba Europa. Pedri no comparecía. Cierto temor de los de Xavi a filtrar asistencias para evitar las rapidísimas contras del rival, aunque poco a poco se fueron recomponiendo, aunque tímidamente. No era la Champions, era un equipo de segundones, pero es verdad que siempre es más complicado de lo que parece jugar -y ya no digamos ganar- en Alemania. Piqué pidió el cambio en el 21 por molestias en el pubis. Fue sustituido por Lenglet. El partido se durmió, porque ni el Eintracht era ya capaz de desbordar como en los minutos iniciales ni el Barça acababa de desplegar su juego. Adama resbalaba todo lo que tocaba . Jordi Alba se entendía mejor con Pedri que con Gavi, aunque el juego del equipo estaba descosido. Los alemanes jugaban tan rápido y tan simple que era demasiado para unos jugadores tan poco dotados técnicamente. Fortotes, eso sí, pero bastante brutos.
El VAR libró acertadamente al Barça de un penalti que el árbitro había pitado en un error comprensible, pero error. De todos modos era un aviso porque los locales volvían a llegar con mucha facilidad a los dominios de Ter Stegen. Xavi no conseguía controlar el juego y sus jugadores iban a remolque de lo que proponía el rival . Partido igualado, incómodo, feúcho. Mala primera parte y si los alemanes no ganaban era porque delante son muy malos. Sin continuidad el Barça, sin aparecer Pedri, medio del campo roto, o más bien inexistente, y si no parecía imposible que pudiera marcar en cualquier momento, era más por el talento individual que por el fútbol del conjunto. Lo mejor de los primeros 45 minutos, el VAR, que estuvo realmente fino anulando un penalti que realmente no lo era pero que francamente lo parecía.
El Barça empezó la segunda parte tan mal como había empezado la primera y a la salida de un córner Knauff de un gran disparo adelantó a su equipo. No gol sino golazo. A la jugada siguiente los alemanes nos volvieron a perdonar la vida como habían hecho al principio del partido. El Barcelona estaba descompuesto, como si de repente hubiera descubierto todas sus limitaciones, y todas de golpe. No se encontraba, no ejercía su personalidad, no era capaz de hacer circular el balón ; volvíamos a los años dramáticos en que Europa nos pasaba por encima, humillándonos. Precipitación, impotencia, sentimientos que parecían superados desde la llegada de Xavi. El segundo del Eintracht parecía cuestión de tiempo y la única esperanza azulgrana estaba en la poca calidad de los jugadores rivales. Dembélé y Frenkie De Jong sustituyeron a Gavi y Adama. Y fueron estos dos los que casi sin tiempo para instalarse trenzaron una jugada de una técnica exquisita para dejarle a Ferran los honores. Esta vez el valenciano no falló; el Barça empataba inmerecidamente , aunque el gol fue una obra de arte y poco a poco frenaba el intercambio de golpes y tomaba el control del partido. Acertó Xavi con los cambios.
Tuta fue expulsado por doble amarilla pero el Barça no encontraba la calma para aprovechar la superioridad. Con uno menos los alemanes continuaban inquietando a Ter Stegen más que los españoles a Trapp. Eliminatoria abierta , y hasta favorable, pero ni Fráncfort es Londres ni este Barcelona está aún en condiciones de competir en ls Champions sin hacerse daño.
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