Atlético de Madrid
La desconexión de Jan Oblak
Desprotegido por su defensa, vive su peor año en el equipo rojiblanco y es el portero de la Liga que menos goles evita
Gil Marín: «Confío muchísimo en nuestros jugadores y técnicos»
Oblak, durante el calentamiento del Atlético-Levante del pasado miércoles
Previo a los trofeos Zamora o las exhibiciones imposibles ante el Bayern, el Liverpool o el Barcelona, hubo un tiempo en el que Jan Oblak sintió el desamparo de la portería del Atlético de Madrid. Fue a su llegada a la capital, cuando aún la ... sombra de Thibaout Courtois era demasiado alargada y cualquier alternativa al belga parecía cuanto menos desilusionante. En aquella temporada en la que fue principalmente suplente, incluso sonó el rumor de que los de Simeone tenían intenciones de devolverle al Benfica, equipo del que había sido fichado en esa misma campaña 2014-15 . Pero como todos ya saben, Oblak superó aquel bache inicial, aprovechó una lesión de Moya y jamás soltó la titularidad. Ocho años después, su leyenda es imborrable.
Sin embargo, en este curso y por primera vez desde aquellas sombras pretéritas, las dudas vuelven a sobrevolar la psique del cancerbero balcánico. A semejanza del sistema defensivo de su equipo, Oblak ha dejado de ser trascendental y, pese a no cantar en exceso, está mostrando una inseguridad que dista considerablemente de la óptima regularidad que ha mostrado durante siete temporadas en la Liga. Fiel reflejo de ello es su rostro taciturno y cabizbajo durante esta campaña de condena para los de Simeone.
Asimismo, en lo que va de campeonato liguero, el guardameta ha encajado 34 goles , mientras que en la totalidad de la pasada edición solamente recibió 25; o lo que es lo mismo, ha recibido 1,42 goles por partido, un registro similar a equipos de la zona baja de la clasificación como el Espanyol (1,42), el Granada (1,52) o el Mallorca (1,58); un número significativo que en general vislumbra la debacle defensiva del actual campeón de Liga. Pero, analizando el desempeño en particular del balcánico, los datos son aún más sangrantes: según la web especializada en estadística futbolística ‘Football Reference’, Oblak, con un 47,3%, tiene el peor porcentaje de paradas de la Liga , al mismo tiempo que Unai Simón tiene un 78,3% o Bono un 81,6%. Además, Jan posee el registro más bajo de paradas de la competición (27) en guardametas que hayan jugado un mínimo de 12 partidos. Por ejemplo, Dani Cárdenas, meta del Levante, ha participado en 11 encuentros ligueros y ha atajado los mismos disparos que el balcanico, mientras que Courtois ha detenido 59 disparos a puerta en 24 partidos de Liga, los mismos partidos que ha disputado Oblak.
Un mal de todo el equipo
Tales estadísticas, aunque sean específicamente sobre porteros, repercuten directamente sobre la manera de defender de los equipos de Primera. De hecho, específicamente el Atlético es el equipo que menos disparos a puerta recibe de la Liga (55), lo que indica que aquellos remates, para que 34 acaben en el fondo de la red, suelen ser desde zonas cercanas a la portería, con poco incomodo de los zagueros y con un rendimiento en la portería distinto al de antaño.
«Seguramente Oblak esté sufriendo esa inconsistencia que da el no ser tan indispensable como lo fue en los últimos años», comenta a ABC Abel Resino , exentrenador del Atleti que además regentó la portería del Calderón durante una década. Otro portero con solera en el paradigma futbolístico es S antiago Cañizares . Alejado del fútbol profesional desde 2008, el ex de, entre otros, Real Madrid y Valencia, es una de las voces más relevantes del elenco actual de comentaristas futbolísticos a la hora de hablar sobre su antiguo oficio bajo palos. En una conversación con este diario, el exguardameta internacional cree que el bajo nivel del balcánico se debe «a una situación general de todo el equipo; un buen sistema defensivo anima mucho a un portero, le hace coger muchísima confianza. Sin embargo, cuando un equipo no defiende bien, cuando recibe ocasiones de peligro constantes, un portero desciende su confianza porque se siente peor. Encaja goles y, a diferencia de hacer una parada, el efecto psicológico es muy distinto».
En el mismo sentido, cuestionado por la psicología de un portero cuando atraviesa un mal momento deportivo, Cañizares señala: «Evidentemente algo le distrae en su cabeza. Puede ser que efectivamente sea el nivel general del equipo o puede ser que tenga algún problema personal. Por ejemplo, a mi la experiencia me dice que los peores momentos míos tienen que ver con algún problema personal que he tenido que no he sido capaz de sacar de mi cabeza. Pero todo es recuperable y Oblak volverá a dar grandes tardes al Atlético de Madrid».
Por su parte, Resino indica que el esloveno «necesita volver a reforzar su confianza a través del éxito; en el momento que en un par de partidos regrese a su nivel habitual, volverá a recuperar esa confianz a que un portero, mucho más que un jugador de campo, necesita».
Precisamente el pasado miércoles, pese a la hiriente derrota ante el colista en el Metropolitano, quizá Oblak dio su primer paso en el proceso de recuperar su mejor versión. Frente al Levante estuvo seguro por arriba y sacó un mano a mano a De Frutos de la misma magnitud de aquellos que le convirtieron en uno de los mejores porteros del mundo. De momento, su equipo lo necesita más que nunca.
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