Fin a la leyenda negra sobre La Masía

Lejana queda ya la marcha de Albert Ferrer al Tenerife para foguearse durante la temporada 1989-90, antes de que el Barça lo repescase. Uno de los pocos casos de un jugador que ha salido del Barcelona cedido y ha regresado y jugado en el primer equipo. El «Chapi» triunfó en su vuelta a casa y fue uno de los pilares del Dream Team de Cruyff. Vistió de azulgrana ocho campañas (1990-1998) antes de fichar por el Chelsea.

En el caso de Cuenca, el regreso al Camp Nou también se fraguó después de una excelente temporada cedido en el Sabadell que culminó con el ascenso del equipo arlequinado a Segunda división. Ignorado por el entonces técnico del Barcelona B, Luis Enrique Martínez, quien apostó por la veteranía de Nolito (Benfica) y de Benja (Gerona), el azulgrana aceptó la cesión al Sabadell... y acertó.

Tímido e introvertido en su vida personal, demostró un desparpajo sobre el césped de la Nova Creu Alta que llamó la atención de los técnicos y le recuperaron para el Barcelona B. Pero Cuenca es un diamante en bruto y ha aprovechado las oportunidades que le ha concedido Guardiola. Lleva jugados tres partidos seguidos con el primer equipo, uno de ellos en la Liga de Campeones, y ya se ha estrenado como goleador ante el Mallorca.

En la actual plantilla del Barcelona, Cuenca no es el único jugador de la cantera que ha realizado un viaje de ida y vuelta para triunfar en el Camp Nou. Objeto de deseo desde hace años, el barcelonismo vio cumplido el deseo de volver a ver a Cesc vestido de azulgrana, aunque en este caso a cambio de más de 40 millones de euros.

Un caso parecido al de Piqué. El defensa se formó en la cantera del Barcelona desde 1997 hasta 2004, antes de fichar por el Manchester United. En 2008, con la llegada de Guardiola al banquillo, regresó a su casa por un precio más módico: 5 millones de euros.