liga de campeones
Una noche para la gloria de Messi
El argentino ya es único con su gol 48 del curso y cerró en Donetsk el pase del Barça a semifinales
ENRIQUE YUNTA
Como la noche invitaba a poca fiesta, desvanecida la esperanza del Shakhtar porque ya se encargó Lucescu de congelar al personal dando por imposible un milagro, vale el partido para encumbrar a Leo Messi , un futbolista de una magnitud tan grande que ya ... es único en la historia del Barcelona. El conjunto azulgrana está en semifinales, lo esperado después del excesivo 5-1 del Camp Nou, y Messi sigue comiendo aparte, consagrado como el jugador con más goles en una temporada defendiendo esos colores. Marcó al filo del descanso, cuando la gente estaba tiritando porque no hacía ni frío ni calor ya que el mercurio estaba a cero, y superó los 47 tantos del año prodigioso de Ronaldo , potentísimo y fino en su único curso como azulgrana. Un partido sin historia ya tiene algo para recordar. [Narración y estadísticas]
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Tuvo que ser en Donetsk, punto de partida de una trayectoria alucinante porque aquí debutó el argentino en Europa. Entonces, con melena desaliñada, era un diamante por pulir, pues se decía que iba a ser inmenso. Nadie esperaba que lo fuera tanto, líder de una generación que le venera, alma de un equipo que está por cuarta vez en la penúltima ronda de la Copa de Europa. No hubo pulso en Ucrania y el asombroso Donbass Arena aplaudió a su oponente, muy inteligente y conciso para gestionar una eliminatoria extraña en lo que a sensaciones se refiere.
Valdés nunca falla
El bipolar Shakhtar fue más de lo mismo, un grupo alegre cuando pisa el área opuesta, un manojo de nervios cuando le llegan a la suya. Son dos equipos en uno y los brasileños maldicen a los defensas del Este ya que les privan de cotas mayores. Como en la ida, Valdés, incalculable su importancia estos años, tuvo trabajo y se le cuentan tres paradas de mérito antes de que el Barça despertara, discutida incluso la posesión durnte el primer cuarto de hora.
Guardiola aprovechó la velada para probar cosas con vistas al futuro, empotrado Mascherano en el centro de la defensa con Piqué, reforzada la medular con Keita y teniendo un ratito con los buenos Afellay. Todos cumplieron a su manera y queda claro que con Busquets en el pivote el equipo funciona mejor ya que juega un metro por delante y también crea, detalle importante ahora que Xavi parece difuminado.
Antes de que Messi finiquitara la ronda con una frialdad inquietante después de la asistencia de Alves, el Barcelona asomó con gracia por la banda de Adriano, un lateral al que no se le recuerdan malas actuaciones y al que le sacaron un gol de la línea. Mezcló bien con un voluntarioso Afellay y confirmó que ha superado definitivamente a Maxwell. Hubo poco más hasta que Messi dio el titular.
Lo que vino después vale para poco porque estaba todo vendido, pero es encomiable la actitud del Shakhtar, empeñado en una salida honrosa de Europa tras un año en el que ha asombrado su buen gusto. Intentó maquillar el marcador y si no lo consiguió fue por culpa de Valdés, tan lúcido como en el principio en una intervención sensacional a disparo de Mkhitaryan. A Guardiola, en cambio, le dio para repartir minutos y, sobre todo, para quitárselos a gente que lo juega todo como Piqué. Entraron nombres poco habituales como Milito o Jeffren y apenas cambió el paisaje. El del Barcelona siempre tiene color, hay sol y genera sonrisas. Está Messi en en ese cuadro y ahora puede presumir que no hay nadie como él. Suya fue la gloria en la recordada noche de Donetsk.
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