Misión cumplida en Milán

Milán y Barcelona están construidos para atacar y sufren en exceso cuando defienden. Anoche le tocó sudar a ambos porque la batalla se desató en el centro del campo, pero las llegadas fueron constantes en las dos áreas en un precioso duelo de ida y vuelta. Los aficionados fueron los grandes beneficiados. [Así hemos narrado el partido]

Sin Alves ni Adriano, bajas, y con Piqué de inicio en el banquillo, Guardiola apostó fuerte y reinventó una defensa de tres para tener superioridad en la medular al utilizar a Busquets como falso centra l. Una solución utilizada en Mestalla en Liga y con el mismo mal resultado. Los italianos buscaron siempre el dos contra uno por la banda defendida por Puyol y encontraron un filón en el primer acto. [Las mejores imágenes de la victoria azulgrana]

El desafío dialéctico de Ibrahimovic a Guardiola y sus ex compañeros tuvo continuidad en el césped de San Siro. Las ganas del delantero y la experiencia y visión de Seedorf fueron el mejor argumento de un Milán que sorprendió en el arranque con rápidas recuperaciones. Hasta que Zambrotta, un ex azulgrana, puso en evidencia la capacidad defensiva de los de Allegri al dejarse robar la cartera por Thiago en un balón aéreo. El canterano madura en cada partido y su acción supuso el inicio del primer gol después de que el pase final de Keita fuera introducido por Van Bommel en propia puerta . Se creció el internacional español y sólo dos minutos después dejó una pelota franca a Cesc que falló ante Abbiti. Comenzaba así el recital del guardameta, uno de los destacados en los milanistas.

Ibrahimovic se empeñó en dar la noche a su ex técnico y, después de que Robinho desperdiciara una ocasión prácticamente bajo los palos, puso en evidencia a Puyol, perdido en su regreso a la banda derecha, para desatar la locura de la grada con el empate. Intercambio de golpes, con balón al larguero de Messi incluido, en un combate que desequilibró un error del colegiado alemán Stark al señalar un polémico penalti por agarrón a Xavi cuando se marchaba solo en busca de Abbiati. Doble error porque perdonó la segunda amarilla a Aquilani al mostrar la cartulina a su compañero Nesta, lesionado en la segunda mitad. Messi no perdonó y anotó a la segunda después de tener que repetir la pena máxima por una paradiña que le costó la amonestación antes del descanso.

Messi destapaba el tarro de las esencias y con una magistral asistencia permitía que Xavi sentenciara después de que Boateng hubiera igualado el marcador en los primeros compases del segundo acto. Aunque el Milán no bajó los brazos, nunca pudo con un Barcelona que, sin un nueve nato, se aseguró el primer puesto del grupo.