Europa corona el futuro de España

La victoria contra Suiza fue la victoria en una final, la tercera de España en un Europeo sub 21 , pero fue sobre todo un peldaño sobre el que pueda seguir escribiéndose la saga de este fútbol español que empezó finalmente a encontrar su voz entre los rugidos de Luis Aragonés. En el camino a ese trofeo que era como una pecera alargada y vacía, se sacó el billete para competir en los Juegos de Londres 2012 . También por el camino se ha visto cuajada otra generación extraordinaria de futbolistas, tan afinada que no parece distinta de la que levantó la Copa del Mundo en Sudáfrica hace menos de un año.

Suiza, como los otros rivales que España había ido dejando atrás, también veía en los jóvenes el halo de los campeones del Mundo. Quiso discutirle el mando en el campo contrario y aguantó la mirada unos diez minutos, los que tardó España en empujarles de vuelta contra su portería. Se resistieron, y adelantaron la defensa para juntar todos los efectivos en una trinchera de unos veinte metros en la que ahogar la creatividad de Thiago. La trampa funcionó hasta que Javi Martínez recuperó la llave de desarmar pacientemente el muro . Por las grietas, cada vez más amplias, empezaron a colarse entonces Mata y Thiago. España pensaba más rápido, como en todo el torneo, y Suiza llegaba tarde a un balón que le bailaba siempre un instante por delante de sus piernas.

Hasta que ya cerca del descanso, Dídac recibió la pelota en un costado izquierdo casi desierto y dibujó con ella una curva hacia el punto del centro del área al que corría Ander Herrera , que se coló entre dos defensas y remachó el gol de cabeza.

En el segundo tiempo, Suiza volvió a alargarse hacia De Gea, y en este segundo arranque aguantó más el envite, con más balón. Y rondando la portería española a partir de los saques de falta de Shaqiri, como el que peinó Klose para rozar el palo derecho y arrancar un huy atemorizado.

Arremetía Suiza, con más empuje que precisión en el engarce. Amenazaba el empate, y España salió del apuro como lo había hecho en toda la Eurocopa, con el ingenio de sus creadores. En el lanzamiento de una falta cerca del centro del campo, Thiago vio una ocasión de marcar, como había visto otras veces túneles para sus pases en defensas apretadas como puños. Disparó una diagonal que se coló por la escuadra de Sommer, adelantado unos pasos de más, instalado en un mundo normal sin genios así.

Thiago es el siguiente eslabón en la dinastía del centro del campo del que nació esa España que empezó a reinventarse con Xavi e Iniesta. Esa estirpe que va ya rumbo a los Juegos de Londres y a la siguiente Eurocopa de Ucrania y Polonia.