liga bbva
El Real Madrid se aferra a su puño de hierro
La pegada del equipo blanco le da la victoria ante un meritorio Betis que nunca dio un paso atrás en un encuentro jugado a un ritmo vertiginoso
josé manuel cuéllar
Hay algunos entrenadores que valen su peso en oro, aunque sea solo por su valentía y por ser fieles a sus ideas. Pepe Mel es uno de ellos. Ya puede jugar contra el equipo de Marte, que él tiene una idea y la ... lleva a cabo aunque se caiga el sol. Así que el Betis —que piensa que ha de ir arriba, tocar el balón y ser aseado en su juego— se plantó en el Villamarín con su estilo, estuviese delante el Real Madrid o el Betis B, que lo mismo le daba, que le daba lo mismo. Y eso es espectáculo agradable a los ojos y vuelta de moneda en el bolsillo del aficionado. [Narración: Así hemos contado el partido]
El Madrid sufrió algunos momentos de desconcierto, pero fue más mérito de los sevillanos que descontrol propio, aunque tuvo algunos handicaps. Mel tapó las bandas con dobles parejas y eligió gente muy rápida para ello. En ese juego táctico se perdió el de siempre: Marcelo, que no ve más allá de su juego de futbolín de medio campo para arriba. En cuanto le meten a un extremo rápido y habilidoso por su lado crea un problema a su equipo. [Estadísticas]
Tampoco estuvieron prestos al auxilio los dos pivotes, atocinados ambos y lentos en el repliegue. Así que con Mourinho jurando en arameo, el Betis pillaba al Madrid en contras tremendas una de cada dos. Así le hizo el gol con finiquito de Jorge Molina donde casi siempre, en el carril del ocho: llegando tarde Marcelo y llegando tarde Khedira.
Mou tuvo que maniobrar y cambiar las pilas a medio equipo. Con Cristiano en cierto déficit por tener parte del virus metido entre pecho y espalda, tiró del Pipita . Mandó a Ozil al carril del ocho para juntarse con Kaká y en una de esas el alemán encontró a Higuaín en carrera. El Pipita anda encelado en plena lucha descarnada por el nueve con Benzema, así que no está para tonterías. Se fue como una bala y metió un zapatazo, justo ahí donde tenía que cubrir Fabricio y no cubrió: su primer palo. Vuelta a empezar, pero con el Madrid más sereno y el Betis más cansado.
Ida y vuelta
Eso sí, los de Mel ya habían ganado mucho: la estima propia y ajena, con juego fino y estilista, muy del estilo bético, muy de Rogelio, muy de suavidad y esmero en el toque de balón. El Madrid, con hombres fuera del choque (Marcelo, Khedira y Kaká), las pasaba moradas, pero siempre con esas mazas que tiene en ambas manos, latentes y listas para golpear.
El partido se volvió loco en la segunda mitad, con los defensas turulatos y mirando a la luna sevillana. Falló la zaga del Betis en el gol de Cristiano (lamentable celebración de CR y Marcelo quitando de enmedio a Xabi Alonso para la bobería de baile de siempre) y falló Arbeloa en el veloz empate de Jefferson Montero .
Ahí fue donde el encuentro se disparó con siete carabinas. Todos se lanzaron a un ataque desmelenado. El Madrid había visto colmillos en el rival y se rebotó muy seriamente. Como el Betis no dio un paso atrás, aquello se convirtió en dos gigantes con los pies atornillados al suelo y repartiéndose estopa a base de bien. En esa clase de situaciones es el Madrid el que te mata con sus armas de gran calibre, léase Cristiano, Marcelo, Ozil... Fútbol de frotarse las manos, del Betis en pie y «aquí muero si es necesario con el pecho descubierto». Y así murió, con CR acribillándole el pecho en plena refriega, aferrado el Madrid a su pegada de mula.
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