liga bbva
Iniesta vence a la adversidad
El manchego, pletórico, guía a un Barça que reclamó varios penaltis y sufrió después de la expulsión de Piqué
enrique yunta
El Barcelona resolvió con infinitos agobios una velada que se le complicó de mala manera, previsiblemente fácil en la media parte y estresante hasta que se encendió la luz cuando ya se daba por sentenciada la Liga. Entre sudores fríos, muy lastrado por ... la expulsión de Piqué con todo un acto por delante, el conjunto azulgrana se repuso a base de orgullo y amor propio, valores que encumbran a dos hombres decisivos como lo fueron Keita o Iniesta. El africano resolvió el crucigrama con un golazo y su compañero, simplemente, estuvo de diez, líder sin mayor cartel que su fútbol. El gentío, empeñado en recordarle a Guardiola que le quiere hasta el infinito, agradeció el desenlace sin olvidarse del árbitro y alimentar la teoría de la conspiración. [Narración: Así hemos contado el partido]
El Barcelona arrancó a fuego lento, tan espeso el primer acto que a nadie le sorprendió el desarrollo. Le ahoga la soga al Sporting y su Liga no se juega en el Camp Nou, escenario imposible que apenas había dado noticias. Ante ese panorama, desalentador para los asturianos, Javier Clemente alimentó la sosería sin engañar a nadie , fiel a un estilo que no cambia ni por oro y que discute con el entretenimiento y el balón. Sin mayor reparo, armó una muralla y renunció por completo a la otra parte del campo, inexistente el ataque porque, directamente, no había nadie para inquietar a Valdés. Le aguantó el 0-0 algo más de 40 minutos. [Estadísticas]
La virtud del técnico vasco no radica en el juego de su equipo, plano y estéril, sino en anular el del contrario. A Clemente le aburre el Barcelona, que nunca miente en su idea, y de ahí que se encargara de estrechar el campo con una plaga de piernas, recuperado el marcaje al hombre y expeditiva la defensa como lo eran las de antes. La receta, sencilla y añeja, incomodó a un Barça contagiado y menos guapo porque Messi estaba en la grada por acumulación de amarillas. Sin el argentino, Cesc amagó con ser delantero y Pedro y Cuenca abrían espacios sin suerte por los extremos. Toque, toque y más toque, una cuestión de paciencia.
La roja de Piqué
Así se despejó el camino después de una triangulación suave a velocidad de crucero, siempre de primeras y con Iniesta como feliz ejecutor. Combinaron muy bien Keita y Adriano, dos extras recuperados para la causa en estos tiempos de vacas flacas, y el manchego dio sentido a la segunda línea, imprescindible ante cerrojos tan herméticos. La noche parecía resuelta sin que el Sporting pudiera alegar.
Pero hay un agujero negro en este Barcelona que se resume en los primeros compases de la reanudación, siempre traumáticos porque dan vida a los muertos como ocurrió anoche. En menos de dos minutos, perdió a Piqué por una polémica expulsión al cometer falta siendo el último hombre y de inmediato festejaba el Sporting el gol de Barral , fulgurante porque apenas llevaba segundos en el campo. Otro partido por jugar.
Ese gol despertó a los asturianos, que por fin creyeron en la gesta y fueron más allá, y avivó también al Barcelona, a quien no le gusta nada su papel de perseguidor en esta Liga con tintes blancos. Expulsado un defensa como Piqué, Guardiola hizo un todo o nada con la incorporación de Alexis y Tello, dos delanteros más para desenredar el nudo y aliviar a la parroquia, irritadísima con el árbitro por la roja y porque reclamó varios penaltis.
En el asedio llegó el notable gol de Keita , jornalero entre estrellas, y Xavi culminó una noche de esfuerzo incalculable por parte de los dos equipos. El Barcelona, aunque Guardiola no lo vea, se niega a rendirse.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete