liga bbva
Cristiano Ronaldo decide el Atlético-Real Madrid a base de cañonazos
El portugués tira del carro madridista y con su juego y sus disparos tumba a un Atlético voluntarioso y esforzado pero con un juego bastante pobre (1-4)
josé manuel cuéllar
Cuando los derbis se ponen en plan derbis son un petardo infumable, pero infumable del todo punto. Si además hay necesidad perentoria de no fallar eso se convierte en un tostón que no hay por donde cogerlo. Pongan además el canguelo de los entrenadores por ... aquello de si fallamos ahora adiós. Así que Mourinho , que es de todo menos valiente, decidió cargarse a Ozil, seguir manteniendo en el ostracismo a Granero y mandar a Marcelo, no al banquillo, sino a la grada. [Narración: Así hemos contado el partido]
Así que con esos antecedentes, fuera todo lo que significaba riesgo, poesía, violines y belleza, era difícil que el Madrid canalizara un fútbol de verdad. Controló poco, jugó a espasmos y de manera discontinua. Afortunadamente para los blancos, el Atlético estaba en el mismo ataque de epilepsia que sufre cada vez que ve una camiseta blanca enfrente . Acelerado, presuroso, más ansioso que el rival, todo lo hizo a doscientos por cien, sin pausa, sin toque, sin una transición lógica, con tanto corazón que le nublaba el cerebro. [Fotogalería: las mejores imágenes del partido]
Con unos y otros obnubilados por diferentes razones, el derbi se convirtió en una riña de gente vociferante, sin argumentos ni ideas para desenredar el nudo gordiano en el que se había convertido el partido. El graderío dudaba en abrirse las venas o dejárselas largas, lo que fuera para no aguantar el fiasco de partido que, por no tener, ni emoción tenía. Hasta que llegó Cristiano, que resolvió el juego trabado como suele : con un zapatazo desde Madeira que pilló a Courtois, ese que dicen algunos ciegos iluminados que es mejor que Casillas, mirando a la luna del Manzanares. El balón iba duro, como los que suele disparar CR con esa malsana intención que tiene en cada disparo, pero el belga se lo tragó enterito, sin decir ni mu, con una estatua digna de estar en el Louvre.
El gol no mejoró a ninguno, al revés. El Atlético se echó hacia arriba con pocos argumentos pues Tiago y Gabi se dedicaron más a cerrar que a abrir la mano, así que ni Adrián ni Falcao tuvieron muchas armas para dispararle a Casillas. Y el Madrid, pasando de dominar el partido, se fue directo al sendero sencillo: juntó líneas por detrás del balón y buscó una contra que encontró muy pocas veces.
Fue esa languidez la que puso en problemas al Madrid. Ese dejar hacer, dejar pasar le valió el gol de Falcao en una de las pocas combinaciones de los buenos del Atlético.
Ataque a la bayoneta
Fue lo que necesitaban los blancos, que vieron las fauces del infierno tan cerca que sonaron todas las trompetas, las sirenas, las alarmas. Todos a una se echaron encima del los rojiblancos que estaban muertos, pero muertos sobre la fría lápida del cementerio. Ni un paso podían dar, ni salían de atrás, ni presionaban y solo pudieron juntarse alrededor de Courtois que respondió dos o tres veces antes de volver a tragarse otro tiro descomunal de Cristiano que vio carne blanda en el belga. CR salvó el escollo con esa pierna que no es tal, sino un cañón de Navarone , impresionante, brutal, que tumbó al Atlético por la cuenta de cien.
El último coletazo de los de Simeone se lo cargó Godín con una estupidez muy propia de él. Sin venir a cuento tumbó a Higuaín cuando este no iba a ningún lado. Penalti absurdo y muy claro. CR se fue a por el balón y fusiló a Courtois para ganar algo más de media Liga. Luego Callejón remató la faena ante un Atlético más muerto que vivo.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete