COPA AMÉRICA
Justicia poética
Uruguay convierte Santa Fe en un funeral tras vencer a Argentina en los penaltis
BORJA DE MATÍAS
La justicia poética no aparece con demasiada frecuencia. De hecho, uno no tiende a creer demasiado en el término. Siempre puede más el trabajo, la constancia, y el buen hacer. Por eso, cuando parecía imposible, cuando jugaba con un hombre menos, ante miles de ... persones que alentaban cada jugada, y con el mejor jugador del mundo en frente, no se puso nervioso. Siguió con su temblante tranquilo, como si él mismo hubiese escrito el guión de la película, y supiera que el final iba a ser feliz. No se equivocó. Uruguay ganó a Argentina por penaltis y protagonizó, sesenta y un años después otro Maracanazo . Menos impactante, pero igual de merecido.
La diferencia futbolística entre Argentina y Uruguay es notable. Entiéndase. Uno cuenta con el mayor vivero de futbolistas del mundo, exportan a Europa cada año cerca de cien jugadores, y podrían haber formado cuatro selecciones competentes para la Copa América. En cambio, Uruguay , un país de poco más de tres millones de personas, se ha convertido en un referente formando jugadores con un mismo ideario futbolístico, creyendo en el trabajo y el sacrificio por encima de todo. Y puestos a nombrar diferencias, a una selección la entrena Batista, y a la otra Tabárez.
Teniendo en cuenta ese detalle, podemos saltarnos la primera mitad en la que Uruguay se adelantó con un gol de Diego Pérez a los tres minutos, para ser expulsado después de que Argentina empatase gracias a un buen cabezazo de Higuaín tras un gran centro de Messi. Pasemos pues a la segunda mitad, con una Argentina jugando contra diez, pero con la sensación de jugar contra doce. Cosas del fútbol dirán. No, cosas de Batista.
Tévez falla ante Muslera
Mientras Tabárez había estado ensayando toda la semana cómo jugar con diez hombres, Batista volvió a confiar en el juego plano que le ofrece el centro del campo con Gago y Mascherano, y confiar en que Messi resolviera el partido. Tuvo la pelota, intentó llegar por las bandas, pero no creaba juego. Incluso la entrada de Pastore por Di María tampoco dotó al equipo de esa chispa necesaria para derribar la línea defensiva uruguaya. Y cuando la pasaba, ahí estaba Muslera una y otra vez . Primero un remate de Messi, otro de Zabaleta, y por último, dos paradas imposibles tras una falta de Tévez. Uruguay también creaba lo suyo. La dupla Forlán y Suárez se aprovechó de la manifiesta incapacidad de Burdisso y Milito, y cerca estuvo de cerrar el partido en el último suspiro del partido. Prórroga.
Ahí, ocasiones, nervios, silencio sepulcral, y la sensación de que la justicia poética debía darle la victoria a Uruguay. Se cumplió en los penaltis, donde Muslera volvió a ser el héroe al atajar el lanzamiento de Tévez . La justicia poética llegó en el lugar más irónico posible, el cementerio de elefantes de Santa Fe, donde históricamente los grandes han sucumbido ante los más débiles, donde gente como Tabárez, sigue dando lecciones a técnicos como Batista.
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