Barcelona
Comisiones, certezas y ninguna prueba
El Barça lleva seis meses investigando las tramas de la junta anterior. La historia de un correo que se envió por error a Gil Marín recoge una red de pagos extra. El abogado de Bartomeu, en el epicentro del caso
Josep Maria Bartomeu
El 22 de octubre de 2019 me hablan por vez primera en mi vida de José Ángel González Franco. Inmediatamente llamo a mis abogados de confianza y cada uno me ofrece un retrato más espeluznante de un personaje oscuro, obsesivo en el sentido de Misery, ... carero sin escrúpulos y oportunista de cuidado. El tema de conversación ya entonces son las comisiones por el fichaje de Griezmann.
José Ángel González Franco era el abogado personal del entonces presidente del Barcelona, Josep Maria Bartomeu. Aquel verano, él dice que de casualidad, aunque todo el mundo sabe que en España no existen las casualidades, había conocido a Antoine Griezmann y fruto de la buena relación que establecieron, pensó en interceder ante el club en favor del jugador, que quería volver a intentar el traspaso.
Fuera de plazo, a escondidas del Atlético de Madrid y quebrantando cualquier ‘fair play’ habido y por haber, el Barcelona negoció con Griezmann y finalmente llegó a contratarlo. Los servicios jurídicos del club, molestos con las irrupciones constantes de González Franco, con los extemporáneos encargos que le hacía Bartomeu a costa de la entidad y por las desmesuradas minutas que cobraba, filtraron que había habido una negociación por escrito entre JAGF y los agentes y familiares del jugador para repartirse una comisión de 14 millones de euros , 7 de los cuales iban para el abogado y por lo tanto -ningún abogado cobra 7 millones de comisión por un traspaso- a repartir con su cliente y presidente.
Aquella noche llamé a JAGF y me dijo por whatsapp no saber de qué estaba hablando. Me propuso que almorzáramos. Nuestro amigo común Jordi Roche, empresario y expresidente de la Federación Catalana de Fútbol, organizó el encuentro en el restaurante Coure de Barcelona, al cabo de dos días, el jueves 24. Durante el almuerzo, González Franco no sólo no reconoció nada, sino que enseguida noté que me estaba intentando sacar él frases a mí, frases concretas, literales. De un modo que no puedo revelar, entre el primer plato y el segundo, me enteré de que estaba grabando la conversación . Quedaba clara su calaña.
De todos modos, y dejando a un lado los distintos espectáculos de miseria personal, ni yo ni nadie teníamos ninguna prueba de ello, era sólo una filtración, que podía ser maliciosa e interesada. Pero teníamos una pista: el supuesto correo electrónico en el que presuntamente se proponía la distribución de las comisiones había sido enviado, por error, al CEO del Atlético de Madrid , Miguel Ángel Gil Marín. Y además de esta pista, teníamos un hilo del que tirar: Gil, que había denunciado a la Federación las malas artes del Barça para hacerse con el jugador francés, y exigía una compensación de 60 millones de euros del club azulgrana, vio rebajadas sus expectativas a 300 euros, pero al cabo de pocos días recibía del Barcelona un pago de 15 millones a cambio de un absurdo derecho de tanteo sobre cinco jugadores.
Llamé a Miguel Ángel Gil con la confianza de una antigua relación familiar y le pregunté si realmente tenía el correo, si decía lo que ya imaginábamos y si nos lo podía enseñar. Recuerdo exactamente la respuesta: «El correo existe, lo tengo, y no te lo puedo enseñar ni dar porque he cobrado 15 millones por no hacerlo y yo soy una persona seria». Y añadió: «Y sobre todo, Salvador, no pienses ni por un momento que, por mucho que mi padre quisiera a tu abuela, y por el mucho cariño yo te tengo a ti, si publicas lo que el correo dice y te llevan a juicio iré allí a defenderte, porque no lo haré y diré que no sé nada».
Cuando el ‘Barçagate’ estalló, en ABC publicamos lo que pudimos, que fue bastante: «El abogado del presidente, José Ángel González Franco, tiene suerte de que el CEO del Atlético de Madrid, Miguel Ángel Gil, tenga palabra y no vaya a hacer público el papel en el que se especifican las comisiones por el fichaje del delantero francés, tras cobrar 15 millones de euros, pagados por el Barça, por no hacerlo», y por supuesto José Ángel González Franco me amenazó con una querella, que finalmente no interpuso. «Salvador: has de entender que no puedo permitir que, en una guerra absurda que no va conmigo, permita que se juegue con mi reputación. Leeré con atención la literalidad de tu noticia y veré q es lo que tengo q hacer en mi condición de abogado penalista. Eres el primero que has puesto mi nombre encima de la mesa y eso es un problema».
Por lo que en estos años he podido saber, la hermana de Griezmann se negó a aceptar el plan de las comisiones y de aquellos 7 millones, JAGF habría cobrado sólo 1, más otro que también intentó cobrarle al club y que los servicios jurídicos de la entidad no querían pagarle, ni sabían exactamente cómo hacerlo, y al final y por insistencia de Bartomeu se establecieron unos fraccionamientos y unos plazos.
También he sabido que ya en 2016, Fiscalía recibió una denuncia anónima relatando que JAGF usaba al Barcelona para ennegrecer dinero. «A través de facturas A se sacaba dinero en B para pagar a testigos desfavorables en el caso Neymar», dice la denuncia, que no prosperó por falta de evidencias.
Lo que ayer el Barcelona presentó en rueda de prensa no es ni más ni menos que la certeza sin pruebas que arrastro desde hace tres años. El Barça lleva seis meses investigando las tramas de la junta anterior y tampoco ha encontrado nada. Pedirle a Fiscalía que investigue es una forma de reconocer que estamos donde estábamos, y que poco va a dar de sustancial este asunto más allá del ya amortiguado efecto mediático.