China esconde la billetera

Rafa Jordà y Nano Rivas llegaron al fútbol chino en 2012, cuando cambiaron el Levante por el Guizhou Renhe (hoy llamado Beijing Renhe tras cambiar de ciudad). El fútbol chino era ya una buena salida y en ese mismo tiempo desembarcaron Anelka, Drogba o Frédéric Kanouté , señal de que el gol se paga. Por entonces ya había medios, estadios modernos y buena organización, pero faltaba método. «Había muchos entrenadores chinos y aún no tenían la filosofía que tenemos en España y en Europa», cuenta Jordà, que hoy sigue con su carrera en la Superliga India . «Yo tuve entrenadores chinos los tres años que estuve allí y me sorprendió el empeño que ponían con el físico. Todo es correr, quieren echarle muchos huevos, pero hay que trabajar más cosas. Lo táctico y lo técnico eran algo nuevo que están empezando a desarrollar ahora».

Jugadores como él o Nano Rivas llegaron al país convencidos por una liga emergente y un sueldo que mejoraba por mucho sus condiciones en España. «En 2012 te ibas a ganar a lo mejor el doble de lo que estabas ganando aquí», explica Nano, hoy técnico del Nástic de Tarragona. «Imagínate que aquí a lo mejor estás ganando 400.000-500.000 euros brutos, que son 250.000-300.000 netos. Pues allí te ofrecen 700, 800, 900.000 euros netos , por lo que ganarías el doble o el triple».

La liga china sigue funcionando como un reloj. Por las distancias, los equipos viajan con un día de antelación y se entrenan en el campo donde jugarán al día siguiente (como en la Champions). Los futbolistas, recuerda Rafa Jordà , llevan un estilo de vida centroeuropeo: madrugan bastante, comen pronto y se entrenan a las tres de la tarde.

Cinco años después, la organización se mantiene. Lo que ha cambiado es el tipo de futbolista que llega y la protección al jugador local. China no quiere ser un cementerio de elefantes, sino un trampolín de oro para los suyos. «El fútbol chino ha evolucionado mucho en este periodo corto de tiempo» , resume Nano Rivas. «En nuestra época, el perfil de jugador que íbamos era un perfil “medio”, entre comillas, y luego un perfil de jugadores que habían sido top y que estaban en sus últimos años. Pero ahora el fútbol chino ha invertido mucho dinero en fichajes y salarios de jugadores que todavía están en una edad muy buena , jugadores que hace cuatro o cinco años era impensable que fueran allí».

Todo esto lo conoce bien Luis García Plaza , que firmó por el Beijing Renhe hace justo un año. El entrenador madrileño se encontró una liga china en la que el «impuesto al lujo» ha frenado la inercia del mercado. Desde hace un año, los equipos que paguen más de 5,7 millones de euros por un jugador extranjero deberán abonar el cien por cien del traspaso a un fondo para el desarrollo del fútbol chino . Es decir, que si un equipo se gasta 20 millones en un foráneo deberá pagar otros 20 como peaje.

«Con esto les están obligando a los clubes a elegir bien», valora García Plaza. «Yo lo veo una locura porque, por ejemplo, por Bakambu se han pagado 40 millones, que serían 80 con el nuevo impuesto. Aunque yo creo que Bakambu va a triunfar porque es muy bueno y tiene un potencial enorme. Antes sí se podía pagar por una estrella 100 millones , pero ahora es mucho más complicado. Ellos (el Gobierno y la Liga) van probando fórmulas y son ellos los que vigilan el gasto de los clubes».

Esta circunstancia, unida al tope de extranjeros y el trato de favor a los jugadores sub 23 condiciona la planificación semanal de los entrenadores. Según las nuevas normas , cada plantilla tiene un máximo de cuatro extranjeros, de los que solo tres pueden ir convocados . Después, al menos un jugador sub 23 tiene que ser titular y, luego, a lo largo del partido, deberán tener minutos tantos novatos como extranjeros haya en el campo. Es decir, que si un entrenador sale con tres extranjeros y un sub 23 en el once, dos de los cambios serán forzosamente jugadores jóvenes.

«Son la mejor liga de Asia pero quieren ser también una potencia por selecciones», explica García Plaza. «Les va a llevar tiempo, porque eso es algo que no se consigue de la noche a la mañana. Creo que para eso tienen que cambiar las academias y es lo que se han propuesto».

La materia prima la tienen. Al poco de ponerse el chándal de la selección china, José Antonio Camacho dijo que, «entre mil millones de chinos», seguro que había «buenos futbolistas». Y seguro que los hay. «El futbolista chino es superdisciplinado. Si mañana digo que entrenamos a las cuatro de la mañana no protesta ni uno», dice mitad en broma mitad en serio García Plaza. «En eso son superagradecidos. Si les trabajas tácticamente te van a cumplir, pero el talento no se coge con 26 o 27 años , sino en la manera de entrenar siendo niño –matiza el técnico–. Es ahí donde tienen que dar el cambio».