Carta blanca para Laporta

El Espai Barça fue el primer punto que se votó y los asistentes autorizaron la financiación por una clara mayoría (405 votos a favor, 21 en contra y 6 en blanco). No obstante, el presidente confirmó que el proyecto se someterá a votación de los socios en referéndum, extremo que varios compromisarios habían sugerido en el turno de preguntas. « Nuestras instalaciones han quedado obsoletas , en normal y nuestros competidores nos han avanzado. El Espai Barça es fundamental para reflotar la economía del club y competir. No quiero hacer una versión apocalíptica, pero es una oportunidad muy clara que tenemos·, defendió Laporta. El presidente dio datos: «Se han invertido 145 millones de euros desde 2014 y se ha realizado el 5% de las obras. Nos vemos en la obligación de culminarlo. Esos 145 millones se han destinado a la construcción del Johan Cruyff, la demolición del Mini, elaboración del proyecto, permisos y modificación del Plan General Metropolitano. Para hacerlo, se ha pedido un crédito que hay que pagar en enero , 90 millones. Si decimos que no, tenemos que pagar igualmente ese dinero que debemos y perdemos lo pagado».

Los compromisarios del Barcelona se rebelaron ante una de las propuestas de la directiva de Laporta, la de la relación del club con la Confederación Mundial de Peñas y las Federaciones Territoriales. En la sala hubo hasta 30 representantes del mundo peñístico que plantearon su disconformidad con la reforma de los artículos 16 y 23 referente a dejar de reconocer la representatividad de estos organismos. La votación fue ajustadísima y favorable al movimiento peñístico, que perdió por mayoría simple, pero ganó por la necesidad de una mayoría cualificada que no llegó por solo dos votos. 232 compromisarios votaron a favor, 70 lo hicieron en contra y 39 optaron por no opinar. El turno de preguntas fue caldeándose hasta el punto de que Yamal Hawach, peñista de las Islas Canarias, acusó a Joan Laporta de «habernos declarado la guerra a los peñistas», a lo que el presidente respondió que «solo estamos cambiando el modelo, nada más». El dirigente no pudo eliminar los privilegios de los peñistas, como pretendía.