Barcelona-Villarreal

Samu Castillejo: «Un héroe es Pablo Ráez, no un futbolista»

A sus 22 años, el joven andauz es una de la estrellas del Villarreal de Escribá, que esta tarde puede poner la Liga en bandeja al Madrid si asalta el Camp Nou

Samu Castillejo ABC

Elena, su jefa de prensa, nos emplaza a hablar con él a las 14.00, pero la cita se demora un poco. A esa hora, Samu Castillejo (18 de enero de 1995) está degustando un puchero de su madre, y eso son palabras mayores: «Caldo, pollo y fideos, nada de grasa. Como tres o cuatro a la semana», detalla . El futbolista del Villarreal nació hace 22 años en Barcelona, cuando su padre, guardia civil, estaba allí destinado, pero a los pocos meses regresaron a su querida Málaga, lugar donde se hizo hombre y futbolista. Indiscutible en el esquema de Fran Escribá, Castillejo amenaza esta tarde al Camp Nou, donde ya ganó hace dos temporadas vestido de blanquiazul.

-¿Cómo le va en el Villarreal?

Muy bien. La primera temporada fue buena y esta creo que ha sido mejor. Estoy encantado con el club y la ciudad. Se vive muy bien, y estoy con mis padres. No puedo pedir más

-Un futbolista famoso y con un alto poder adquisitivo viviendo con sus padres. Suena extraño.

Así soy feliz. Ellos son como la novia que no tengo.

-Comer, comerá bien seguro.

Y tanto. Los pucheros de mi madre los devoro.

-¿Y dónde los mete?

(Risas) Siempre he sido muy canijo. Mido 1,85 y peso 66 kilos. Así es mi constitución

-Dicen que ha dejado de lado los videojuegos y ahora se entretiene más con las series.

Antes jugaba mucho al FIFA. Me encantaba. Ahora prefiero la televisión. Me encanta ver fútbol, sea el partido que sea. Me los trago todos. También las series. Soy muy fan de Narcos, Prison Break y Juego de Tronos.

-¿Cómo lleva su madre lo de sus tatuajes?

Bueno. Antes me decía de todo, pero ahora que tengo 22 años no le queda otra que aguantarse. Tengo tatuado casi todo el cuerpo con los nombres de mis padres, mis hermanos, fechas importantes y frases motivadoras, como la que me dijo una vez mi madre: 'El camino de cualquier triunfo está lleno de derrotas'. El último que me he hecho ha sido en la espinilla izquierda: 'Siempre fuerte'. Era la famosa frase que decía mi amigo Pablo Ráez (el joven malagueño que murió de leucemia hace tres meses y cuyo caso conmocionó a toda España).

Menudo ejemplo fue.

Así es. Él es un héroe, y no los futbolistas. Pablo Ráez era una persona que siempre tenía una sonrisa a pesar de que luchaba contra una grave enfermedad. Esos son los verdaderos héroes de la vida. Nosotros hacemos los que nos gusta y salimos por la televisión, pero simplemente somos futbolistas.

-No estaría mal que algunos compañeros de gremio compartieran su pensamiento.

Hay muchos. Mire Iniesta. Nada más marcar el gol de la final del Mundial de 2010 dijo que él no se consideraba un héroe. Los futbolistas somos personas de carne y hueso. No estamos por encima de nada ni de nadie. Yo me considero una persona muy sencilla.

«El Fútbol Sala me enseñó a amar el balón. Ahí están mis orígenes»

¿Cómo empezó en el fútbol?

Por mi abuelo, que jugó en las categorías inferiores del Málaga y podía haber llegado alto, pero en su época era más importante ayudar en casa y trabajar.

Pero usted no jugó hasta los doce años. Hasta entonces se educó en el fútbol sala.

Sí, mis orígenes están ahí. Fundamos un equipo de barrio, de la nada, sin ayudas de ningún tipo, que le llamamos 'La Explanada' porque precisamente ahí es donde jugábamos, en una explanada. Dos piedras hacían de portería. Y éramos buenos. Ganamos campeonatos importantes de Málaga y Andalucía.

-¿Qué le enseñó el fútbol sala?

A amar el balón. Siempre estábamos en contacto con él. Me enseñó a pisar la pelota, a regatear, a tener descaro y a perfeccionar mi técnica. El fútbol sala es el futbol de la calle, que es clave para aprender bien a jugar. Es una pena porque ahora ya los niños no juegan en la calle. Con las nuevas tecnologías tienen otra infancia.

-Su fútbol no siempre se comprende.

Mi fútbol necesita cariño. Un entrenador tiene que ser valiente y dar confianza para jugadores de mi estilo, que siempre estamos intentando encarar, regatear y sortear defensas. Eso es muy complicado que te salga, así que si el entrenador no tiene paciencia y mima a esa futbolista, al final acabará desapareciendo.

«Un director deportivo me dijo que mi físico no era de Primera. A la temporada siguiente, jugué 36 partidos»

-Entrenadores y directores deportivos, porque desde los despachos llegaron a dudar de su capacidad.

Si, pero eso fue por mi físico. Un director deportivo me dijo que mi cuerpo no valía para Primera. Al año siguiente jugué 36 partidos.

-Con Javi Gracia, su principal valedor.

Le debo mucho. Es el entrenador más importante que he tenido. Con solo 18 años me dio la oportunidad de jugar en Primera. Apostó por mí y eso nunca lo olvidaré. Como tampoco olvidaré a Marcelino. Me enseñó a sacrificarme y pensar en el colectivo, esa otra cara del fútbol que es necesaria para competir. Ahora con Escribá estoy muy feliz también. Confía mucho en mi juego. Me da ese cariño que antes te explicaba.

-Han empatado en el Bernabéu y han ganado y en el Calderon. Solo les falta un resultado positivo en el Camp Nou...

A eso vamos. Además, yo ya gané allí hace dos temporadas, con la camiseta del Málaga. Tenemos que defender esa quinta plaza y para ello hay que ganar en el Camp Nou.

-Vaya alegría le darían al Real Madrid.

Esa no es nuestra pelea. Pensamos en nuestros objetivos. Si una victoria nuestra le sirve al Madrid y le fastidia al Barcelona es algo que no nos preocupa.

«El Madrid se merece la Liga. Ha hecho más méritos que el Barcelona»

-¿Quién cree que se merece esta Liga?

Pues a día de hoy el Madrid, que para eso depende de sí mismo. De momento, es el que ha hecho más méritos para ganarla.

-¿Le tienen ganas a Piqué tras sus críticas arbitrales en el partido de la primera vuelta?

Cada uno se mete en los jaleos que quiere. A mí me es indiferente lo que diga Piqué del arbitraje. Ya puede decir misa, que la única verdad es que en el fútbol, los arbitrajes unas veces te perjudican y otras te benefician. Lo que pasa que siempre nos quejamos cuando nos perjudican y cuando nos favorecen, o no salimos a hablar o no decimos nada.

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