La alineación que le «pidió» Rosell a Bartomeu desde la cárcel

El libro « Un fuerte abrazo » (Plaza & Janés) recoge las reflexiones personales, procesales y también futboleras de Sandro Rosell durante los casi dos años que pasó en las cárceles de Soto del Real (Madrid) y Can Brians 2 (Barcelona). Absuelto en abril de 2019, el que fuera presidente del FC Barcelona entre 2010 y 2014 defiende desde la primera línea que la «conspiración» que le ha llevado a prisión le viene por su pasado en el fútbol: « Yo soy expresidente y estoy aquí por haber sido presidente del Barça », escribe.

Sus reflexiones futbolísticas son bastante frecuentes. Una de las primeras llega a raíz de la abrupta salida de Neymar en el verano de 2017. «Qué decepción –lamenta–, después del esfuerzo y la ilusión que pusimos para ficharlo y las consecuencias judiciales que supuso su fichaje porque otro equipo lo quería».

También hay palabras para Romario , a quien critica tras saber que ha declarado en su contra: «¿Qué credibilidad tiene un tío a quien no le quise pagar desde Nike un contrato de embajador que me pidió, ni tampoco puse a su hijo en el Barça B cuando lo intentó?».

Pero quien más líneas se lleva es sin duda su amigo Bartomeu, a quien conoció cuando tenían 17 años. De él respalda casi todas sus decisiones (incluso la de jugar a puerta cerrada tras el referéndum ilegal del 1-O). Con él comenta el presente y el futuro del club, desde el diseño de la camiseta hasta posibles fichajes.

«Me da muchos recuerdos de mucha gente», escribe tras un encuentro en junio de 2018. «Le digo que yo ficharía a Rabiot y a Willian y haría un cambio de sistema de juego, porque todos los rivales ya nos conocen demasiado el 4-3-3, y jugaría con un nuevo dibujo en el campo, tipo 4-2-1-3 (...). Donde el 1 es Messi. Le propongo la alineación siguiente: Ter Stegen, Willian, Umtiti o Lenglet, Piqué, Alba; Rabiot, Busquets; Messi y, delante, Dembélé, Suárez y Coutinho. Le escribo la alineación en un papel».

Entre otras cosas, del texto se deduce que el expresidente tiene aún mucho predicamento dentro del club, aunque no todo el que le gustaría. Rosell no tiene dificultad para conseguir merchandising para los internos o dos entradas de palco para el cura de la prisión y su sobrino. Sin embargo, hay cosas que ya no están a su alcance y reconoce sentir envidia cuando el club sale públicamente en defensa de los Jordis mientras guarda silencio en su caso. Los «recuerdos» que le manda Bartomeu en sus alocuciones le parecen insuficientes.

En octubre de 2018, en otra visita del presidente a la prisión, Rosell le dice a su amigo que necesita sentir apoyo explícito del Barça. Le pide incluso poner un marcador en la página web o en el propio estadio con los días que lleva encerrado en prisión preventiva. «Me dice que es buena idea, pero que ya veremos». El tiempo ha demostrado que su deseo cayó en saco roto.

Solo un mes después de aquella conversación el club sí colocó en el Palau una pancarta a favor de los presos del procés, con algunos de los cuales coincidió en Soto del Real. «La ANC y Òmnium no cuelgan nada a nuestro favor. Y el Barça sí a favor de ellos. Estoy celoso, lo reconozco», escribe.