El Barça pone el cava a enfriar

Declaración de intenciones de Ernesto Valverde con una alineación plagada de jugadores pocos frecuentes, lo que deja bien claro que por mucho que el técnico asegure que tiene prisa por ganar la Liga, el torneo doméstico lo ve ya en la vitrina. Eso y que la Champions League encabeza la lista de prioridades del club. Tropezó el año pasado en Roma y aprendió del error. Hasta Messi lo entendió y se dosificó este martes asistiendo al partido como mero espectador desde el banquillo. Junto al argentino, titulares habituales: Jordi Alba, Lenglet o Arthur. Y Rakitic en casa . Estaba claro, la mente estaba puesta en el Liverpool y el técnico proseguía impecablemente su gestión de la plantilla para ello.

No obstante, la suplencia de Messi no solo tiznó de mediocridad al Barcelona sino que empujó a los indecisos a cambiar de canal y seguir el segundo debate electoral. Si había alguien que podía impedir el seguimiento televisivo de los candidatos a gobernarnos los próximos cuatro años, ese era el astro argentino. Los suplentes se esforzaron por mantener el rating y el share. Se arremangaron y transmitieron una permanente sensación de peligro que se tradujo a los cinco minutos con una doble ocasión de Luis Suárez y Coutinho que la poblada defensa del Alavés desbarató. De poco sirvió el sistema defensivo planteado por Abelardo. Una zaga de cinco hombres poco habitual y que se vio desbordada ante el ímpetu culé.

Los que ya habían cambiado el canal y se habían ido al debate se perdieron el tremendo golpe que se llevó Piqué tras un choque con Jony y que a punto estuvo de desbaratar las rotaciones planificadas de Valverde. Finalmente el central, muy dolorido, pudo seguir. Soplaron aliviados los aficionados del Barcelona. Hubiera sido un drama tener que jugar ante el Liverpool con Umtiti . El francés demostró ayer todos los motivos por los que Lenglet le ha pasado por encima y lanzó un mensaje cifrado a la secretaría técnica: «Por favor, cierren el fichaje de De Ligt cuanto antes...».

Mientras tanto, L uis Suárez y Coutinho se mostraban muy activos. El brasileño se enfrentaba a una de sus últimas oportunidades para demostrar que los 160 millones con los que carga en su mochila pesan menos que su calidad. Sergi Roberto trataba de emular a Jordi Alba proyectándose por la izquierda pero, al igual que le hubiera pasado al lateral de la selección española, no encontraba a Messi en sus asistencias. Todo giraba en torno al rosarino, que torcía el gesto en el banquillo, igual que Valverde, al que no acababa de gustarle lo que veía.

Hubo que esperar 40 minutos para ver el primer remate del Alavés sobre la portería de Ter Stegen . Rodrigo Ely, el jugador más activo de los babazorros cabeceaba una falta con facilidad pasmosa. La lesión de Rolan, al filo del descanso, incrementaba los problemas de Abelardo, al que esta misma semana su presidente le recriminaba públicamente que pidiese más del doble de su sueldo por renovar. Curioso que pueda ser destituido ninguneando los méritos cosechados desde que asumiera la dirección del Alavés.

Se ató las botas Messi al empezar la segunda parte pensando que alguien debía guiar al Barcelona hacia la victoria. Calentó y vio desde la banda los dos goles azulgranas. Aún así quiso entrar al campo para disputar la última media hora. El Barcelona podría proclamarse hoy campeón de Liga de la forma más desagradecida, desde el sofá de casa, delante de televisor y animando al Valencia.