El penalti peor lanzado en una final

Los aficionados del Lokomotiv aún se preguntan qué intentó Corluka en su lanzamiento. El defensa cogía poca carrerilla, pegaba flojo al balón y la pelota, que iba por el centro, acababa mansamente en las manos de Lodygin, guardameta del Zenit. El regaló le costaba muy caro a su equipo porque Criscito no fallaba la siguiente pena máxima y daba el título al conjunto de San Petersburgo.

El partido llegó a los penaltis después de el senegalés Baye Oumar Niasse adelantara al Lokomotiv a la media hora y, a siete minutos del final, Igor Smolnikov estableciera el empate, que se mantenía en la prórroga.