El Bayern aplasta al Oporto y Guardiola respira

Había demasiado en juego: prestigio, poderío, ambición y, sobre todo, los millones de euros que dejaría de ingresar el todopoderoso equipo bávaro, siempre deseoso de asomarse al balcón europeo con sus mejores galas.

El mundo al revés en menos de una semana, según los designios del factor campo. No hubo capacidad de reacción por parte de un Lopetegui que se las veía y se las deseaba para que no se viniese abajo el bloque.

La venganza es un plato que se sirve frío, y Pep no quiso en absoluto proyectar al mundo una nueva imagen de debilidad. Todo lo contrario. La velada aciaga en Oporto quedó superada por una noche de inspiración marca de la casa.

El protagonismo español no se hizo esperar, con Xabi Alonso evidenciando su saber estar en la zona ancha del campo y Thiago Alcántara brillando en sus conexiones con el ataque. El mensaje caló y Guardiola respira aliviado. Tal vez ahora callen las voces que lo sitúan en el Manchester City mientras Jürgen Klopp ocupa su asiento en el banquillo muniqués.

Müller y Lewandowski se erigieron en un dúo dinámico de infatigable transitar en los últimos metros. La frustración se instalaba en la defensa del Oporo, incapaz de contener semejante vendaval de fútbol ofensivo.

La pregunta, no obstante, sobrevoló el Allianz Arena: ¿por qué no apostó en la ida el entrenador catalán por una estrategia más creativa, sin tanta presencia de un Dante manifiestamente limitado?

Afortunadamente, ya no les importa la respuesta y sólo aguardan el resultado del sorteo del 24 de abril para saber si el destino será o no tan caprichoso como para emparejar al Bayern con el Barça. Gran morbo sería ver de nuevo a Guardiola en el Camp Nou. Veremos.