Suárez y Xavi rescatan al Barça en Almería

Luis Enrique sacudió otra vez a su equipo con cuatro novedades de peso (Alves, Xavi, Neymar y Suárez) respecto a la tibia victoria del miércoles contra el Ajax. Contradictor por sistema ante la prensa (evitó calificar de «transcendente» la visita al Almería), el técnico se la jugó después de dos derrotes seguidas en Liga con un once rompedor, de nuevo sin pausa en el centro del campo, con Adriano de improvisado lateral diestro y Messi como única amenaza. Se tomó el lujo de deshacer la tripleta atacante sobre la que el Barça parece asentar este año sus grandes esperanzas. Decisión difícil de entender, ya que no comportó nada a cambio. Nada bueno, se entiende.

Y el gol del exespañolista Thievy, en el minuto 36, fue la mejor muestra del fracaso. Messi, falto de complicidades, condujo y amagó por inercia hasta que el balance defensivo del Almería, un dechado de esfuerzo y entrega, le arrebató el esférico. Soriano, un veterano bien entrenado, lanzó la contra para el velocísimo punta francés, que retrató a Bartra en carrera, batió a Bravo por el palo corto y celebró su primer tanto como rojiblanco. La acción resumió a la perfección la constante de una primera parte nefasta para los intereses culés, inexplicable para un equipo que hasta el momento había mostrado paciencia y capacidad para atacar defensas cerradas como las del Levante o el Granada. El Madrid y el Celta habían derrotado al Barça yéndole a buscar, pero el Almería demostró que esperándole (con fundamento) también se puede. O se anda cerca, al menos.

Hasta el 1-0, los de Francisco avisaron de su peligro a través del balón parado y del poderío del citado Thievy y de Zongo y Thomas. Los dos últimos superaron en físico y lectura a Busquets, Rakitic y Rafinha. Sigue preocupando, por cierto, el bajón del croata, que por momentos refleja mejor que nadie las dudas que todo el equipo arrastra desde el clásico. También ayudó a los locales la falta de precisión de Messi, cuya pugna por el récord de Zarra seguirá vigente una jornada más. El argentino, en la primera parte, estrelló un cabezazo en el larguero. Y no sería el primero.

Con el marcador en contra y el ventilador de las críticas ya en pleno funcionamiento, Luis Enrique renunció a la originalidad e introdujo a Neymar y Suárez tras el descanso. El Barça, como es lógico, sumó amenazas en ataque, pero no mejoró lo mínimo para confiar en la remontada hasta la entrada de Xavi. Con el Almería pagando su esfuerzo, el egarense administró gotas de antídoto milagroso al choque. Mientras, Suárez firmó su mejor versión desde que volvió de la sanción. No marcó porque el larguero (sí, otra vez) se lo evitó después de un remate acrobático, pero asistió tanto en el empate, obra de Neymar con la ayuda de Ximo Navarro, como en el tanto de Jordi Alba en el 82. A caballo entre la banda derecha y la zona de castigo, el uruguayo compensó su falta de acierto de cara a gol y demostró que interpreta el juego con tremenda sabiduría. También trató de ayudar a Messi en la batalla goleadora que le ocupa estas semanas, pero el '10' se estrelló primero con el larguero (por segunda ocasión) y luego con Rubén.