El Almería toma Anoeta a balón parado

Parecía que los de Jagoba Arrasate habían aprendido la lección. Un inicio arrollador hacía prever una victoria aplastante de los locales, pero su juego se diluyó con el paso del tiempo. Otra historia hubiera sido si el disparo de Vela a los cuatro minutos se hubiera colado en la portería de Rubén en vez de dar el larguero. Fue la única que se le pasó al cancerbero, muy seguro durante toda la mañana.

Si el Almería seguía con vida, buena parte de la culpa la tenía el ex del Rayo Vallecano. Rubén repelía una y otra vez los disparos blanquiazules y veía cómo Agirretxe se empeñaba en irse contra él, con más corazón que cabeza. Como pez fuera del agua, a coletazos, a espasmos, pero sin rumbo fijo y sin el premio de regresar al mar. Lleva un gol esta temporada, pero demasiados fallos ante el portero.

Aunque el gran error llegó atrás. La Real había calmado el ritmo del partido y el Almería empezó a tener presencia. Verza cogió el mando en el centro y el balón era más rojiblanco. Las ocasiones visitantes seguían sin llegar y solo se contaba un tímido disparo de Zongo que se perdió lejos de la portería antes de que De la Bella se marcarse en propia. Un despiste general con la colaboración de Zubikarai que hirió de muerte a la Real. Otra vez contracorriente.

Si de algo sabe Francisco, pese a su juventud, es a dormir los partidos cuando el Almería tiene el marcador a favor. La apuesta de dejar a Soriano en el banquillo estaba funcionando y, con el 0-1, era más necesario el toque que el músculo. El que tuvo Verza para poner el balón en la cabeza a Mauro Dos Santos y fabricar el segundo. El central le ganó el salto a Canales, despistado en el marcaje, y envió la pelota a la red. 0-2 y partido sentenciado.

O eso parecía, porque la Real estaba dispuesta a liarla una vez más. Como ante el Madrid y ante el Celta, pero el Almería se resistió con sus propias armas. Sin dejar que los donostiarras corriesen, haciendo un monopolio del balón y buscando el tercero hasta que la expulsión de Dubarbier lo mermó en exceso.

Contra diez, los «txuri urdines» se volcaron sobre la portería de Rubén, buscando un milagro que casi logran tras el tanto de Chory Castro a falta de cinco minutos para el final. Esta vez no se produjo. Se estrelló en el poste, como la falta de Granero en el tiempo añadido.