Champions League
Incómodo estreno europeo para el Barça
Un solitario gol de Piqué a balón parado resuelve para los azulgrana contra un correoso Apoel (1-0)
Xavi Hernández
Hasta nueve novedades introdujo Luis Enrique en el once respecto al último partido ante el Athletic Club . Solo Messi y Munir (otra vez El Haddadi) sobrevivieron a la criba de un técnico dispuesto a mover las piezas con valentía, sin complejos. Tanto, que se ... presentó en su estreno de Champions nada menos que con un cambio en la portería. Aparentemente afianzado Bravo en la Liga, Ter Stegen fue titular en el arranque europeo, lo cual, ojo, no significa que vaya a mantenerse la dinámica. Costará adivinar las intenciones de ‘Lucho’. Es cierto que se esperaban rotaciones para recibir al Apoel —Bartra, Xavi, Adriano y Neymar estrenaron titularidad—, pero el asturiano, cuya fe en los jóvenes es intachable, fue más allá e incluyó a Sergi Samper en detrimento de Busquets o Mascherano, que vieron el choque desde la grada. El barcelonés, pese a marrar algunas entregas, demostró ante un rival débil pero pegajoso que domina el ‘software’ azulgrana. Delante y atrás. Y es normal, ya que ingresó en el Barça siendo benjamín de primer año.
[Narración y estadísticas del Barcelona-APOEL ]
Samper, vértice inferior de un triángulo inédito (y generacional) en la medular, no debutó en el partido más sugestivo del mundo. Los chipriotas, muy juntos de líneas, propiciaron una primera parte farragosa, dura por momentos —a Alves le desollaron la rodilla— y solo desbloqueada a balón parado gracias a un testarazo de Gerard Piqué . El resto de la modesta producción azulgrana antes del descanso llevó la firma de Messi y Neymar, miembros de una sociedad indirectamente cofundada por Luis Enrique. La nueva disposición del Barça en ataque permite el desorden controlado perfecto para que el argentino y el brasileño se retroalimenten. En el 38, su mejor conexión terminó con una buena parada de Pardo.
Producto de la fatiga y de la bochornosa noche barcelonesa, la textura espesa se redobló en la segunda parte. No consiguió el Barça, gracias a la notable basculación del Apoel en defensa, llegar con facilidad a posiciones de castigo. Luis Enrique intentó buscar otra marcha metiendo a Iniesta y Sandro por Xavi y Munir —flojo el partido el de ambos—, pero esta vez, a diferencia de lo sucedido ante Villarreal y Athletic, los cambios no mejoraron el paisaje. Al final, quedó la sensación de que los azulgrana quizás no están acostumbrados a tanta sacudida desde el banquillo, pero es comprensible. Sin duda, el vestuario tiene margen de sobra para encontrar el equilibrio idóneo con vistas a partidos tan ingratos como el de ayer, de esos que aburren tanto en la grada como en el césped y que a veces terminan con un disgusto. Por suerte, al borde del pitido final, Ter Stegen sacó su primera mano salvadora como azulgrana.
Incómodo estreno europeo para el Barça
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