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Desde sexo hasta 150.000 euros por entrada: los «precios» de la reventa para la Champions
Este negocio online tiene sus riesgos: es territorio habitual de estafas, es de dudosa legalidad y pueden surgir problemas cuando la entrada es nominativa

Ver la final de la Champions en el Estadio Da Luz (Lisboa) entre el Real Madrid y el Atlético , a media altura y en el centro del campo puede ser un sueño para muchos… que tiene precio: 158.240 euros. O, para ser más concretos, 316.480 porque en esta «oferta» colgada en la página web Ticketbis , o te llevas dos entradas o no hay negocio. Son los precios desorbitados que ha alcanzado la reventa en internet para la final de la liga de Campeones pese a que la UEFA ha recordado que las entradas son nominativas y que se realizarán controles de identidad.
No parece que este aviso haya desanimado a los aficionados sin entrada. Los anuncios, no sólo de venta sino también de compra, han proliferado en páginas web especializadas como Ticketbis o Tengoentradas.com y en foros como Milanuncios.com . Aunque, eso sí, la demanda tiene en mente otros precios más moderados. Por lo general van de los 500 euros a los poco más de 1.000 en función de la categoría. Unas cifras que aun así se elevan sobre el precio puesto por la UEFA para las localidades: de los 70 euros a los 390.
Pero que algunos usuarios hayan puesto unos precios tan altos en la reventa no significa que luego vayan a colocar las entradas o que no se rebajen. «No hay ningún tope en los precios», decía el CEO de Ticketbis Jon Uriarte, a ABC , pero «la gente que en un momento de euforia pone un precio muy alto a una entrada por si suena la flauta, al final nunca suena».
Problemas con la entrada
«La UEFA es clara y quien compre en reventa podría tener algún problema», dice Joaquín Muñoz, socio del despacho de abogados Abanlex . Según explica, es siempre el organizador del evento, este caso la UEFA, quien ostenta la titularidad de las entradas y quien otorga al aficionado el derecho de entrada al recinto, pero nunca la capacidad de disponer de las entradas y mucho menos de enajenarlas sin su autorización. Al emitirlas con nombres y apellidos —aparte de condenarlo públicamente— ha dejado clara su postura: en ningún caso quiere reventa.
«Habría que ver qué dice la ley portuguesa sobre reventa en internet, aunque quizá no haya ni ley en este punto, pero en realidad no habría que atender a este punto porque directamente el organizador no permite la reventa», dice Muñoz.
En España hay ciertas ambigüedades sobre la legalidad. Las páginas web se escudan en que el Reglamento de 1982 sólo prohíbe la venta y reventa «callejera o ambulante»; en los foros de anuncios los usuarios utilizan fórmulas como: «Vendo boli BIC y regalo entrada»; y los expertos se inclinan más a pensar que se trata de un negocio ilegal, ya sea porque la propia ley establece que las normas se interpreten «según el contexto», por el tema de la titularidad de la entrada, por los sobreprecios sin ningún control o por la desprotección que genera en el comprador final.
Reclamación en caso de control de identidad
Las empresas intermediarias suelen ofrecer algunas garantías adicionales sobre los foros, aunque sigue habiendo puntos conflictivos. Por ejemplo, en el caso de Ticketbis y a cambio de cobrar un 10 por ciento —IVA aparte— sobre la entrada, garantizan que el envío se hace, que la entrada es correcta, retienen el pago una semana para comprobar que la entrada es verdadera y penalizan al vendedor si se demuestra que era un fraude. No obstante, si al intentar entrar en el Estadio Da Luz para asistir a la esperada final, se realizara un control de identidad y el portador de la entrada resultara no ser el supuesto propietario inscrito en el ticket, ¿podría reclamarse?
«En ese caso se trata de un contrato privado y hay que ver si el comprador ha sido informado del riesgo de que se quede fuera del evento y de que la entrada es nominativa. Si no fuera informado del riesgo, sí se podría reclamar al vendedor al ser un contrato privado», cuenta Joaquín Muñoz, quien no obstante también destaca que podría entenderse que es una información de dominio público debido a que ha sido reiterada tanto por la UEFA como por los propios Clubs. No ocurriría lo mismo con la página web que ha ejercido de intermediaria: podría escudarse en ello, alegando que es un contrato de compra-venta entre particulares.
De hecho, Ofelia Tejerina, doctora en Derecho Constitucional y experta en análisis jurídico de las TIC, ya explicaba en ABC la desprotección en la que podía caer el comprador debido a la reventa por internet. Si, por ejemplo, el evento se cancela, «con suerte conseguirá de vuelta el precio original de la entrada, pero no el sobrecoste que haya pagado», decía. En el caso de entradas nominativas, es aún más complicado. Por eso, alegaba, la reventa en internet «no es un vacío legal: la reventa es ilegal».
Terreno de estafas
La experta, además, explicaba que «si el comprador resulta estafado, no tiene a quién reclamar». Por eso recomendaba guardar todos los documentos, converasciones y registros de la transacción. Porque la fiebre por conseguir una entrada también lleva a la estafa. Es algo que ya ha ocurrido en innumerables ocasiones y que, muy probablemente, seguirá ocurriendo. Algunas veces porque se han vendido entradas que luego resultaron ser falsas y otras con trucos aún más ingeniosos.
De hecho, los foros en los que se ofertan entradas sin ningún tipo de control pueden contener ofertas desde el principio sospechosas que van más allá del típico «entrega en mano». Es lo que ha ocurrido con motivo de la final de la Champions. Este mismo martes un anuncio subido al foro Milanuncios.com, escrito por quien aseguraba ser una joven de 23 años, pedía una entrada para poder ir con su novio y a cambio prometía «sexo real durante una hora». El anuncio ha sido borrado, no sin antes haber conseguido múltiples visitas e incluso que le enviaran fotos de las entradas a cambio de fotos de ella.
Eso sí, también siguen viéndose las habituales ofertas: bolis BIC por más de 2.000 euros cada uno, pinzas de tender por 1.600 o «preciosos cuadros» —de los que no se muestra ni una foto— por otro tanto. Y de regalo, por supuesto, las entradas para la final de la Champions.
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