
La lucha de los clubes de fútbol por acabar con sus grupos ultras
Las medidas que estudia el Real Madrid para terminar con Ultras Sur son el último ejemplo de una batalla que otros equipos emprendieron, con mayor o menor éxito, para alejar a los radicales de los estadios
Actualizado: GuardarLas medidas que estudia el Real Madrid para terminar con Ultras Sur son el último ejemplo de una batalla que otros equipos emprendieron, con mayor o menor éxito, para alejar a los radicales de los estadios
1234567Boixos Nois

Un integrante de Boixos Nois enciende una bengala dentro del Camp Nou - ignacio gil Si hay un proceso representativo de guerra abierta entre un club y sus seguidores más radicales, no es otro que el iniciado por Joan Laporta en 2003 para echar a los Boixos Nois del estadio Camp Nou. Bajo el lema de tolerancia cero contra los violentos, el expresidente blaugrana desató las hostilidades contra el grupo nada más alcanzar la presidencia.
El primer paso fue cerrar el cuarto que tenían dentro del estadio para guardar pancartas, banderas, bombos y demás parafernalia con las que gestionar sus actividades. Este primer incidente iba a provocar el inicio de un duro enfrentamiento que terminaría con la ilegalización de los Boixos como peña culé.
En Marzo de 2004 los acontecimientos se precipitan a la salida de un partido de balonmano frente al Ademar de León, donde varios miembros del grupo ultra tratan de agredir al por entonces presidente. A raíz de aquello, Laporta decide retirar el carnet de socio a cerca de 400 «boixos» entre los que se encuentra su presidente, Manuel Homar.
Amenazas en la casa de Laporta
La tensión se dispara el día que la fachada del domicilio personal de Laporta amanece con pintadas entre las que se puede leer: «Te voy a matar», «Nuestra casa es el Camp Nou y la tuya es la tumba», «Este es tu refugio» o «Laporta hijo de puta no nos echarás».
Sin embargo, este hecho no amedrenta a un Laporta que pasa a convertir el acceso a la puerta 88 del Camp Nou en una frontera casi inexpugnable para los Boixos. De un tiempo a esta parte, la citada presión del club, unido a las sucesivas operaciones policiales contra varias de sus secciones más violentas, han terminado por reducir drásticamente a uno de los grupos más duros del país.
Frente Atlético
El Frente Atlético enciende numerosos botes de humo en el fondo sur del Vicente Calderón - IGNACIO GIL La temporada 99/2000 que vivió el Atlético de Madrid fue, sencillamente, un caos absoluto. Nadie podría imaginar que un equipo construido a base de estrellas y diseñado para trazar grandes gestas, terminaría dando con sus huesos en el infierno de Segunda División. Las cosas empezaron a torcerse cuando a poco de comenzar la campaña el juez Manuel García-Castellón procedía a la sonada intervención del club, así como al cese de su presidente, Jesús Gil, y todo su consejo de administración.
Una situación insostenible que no solo llevo al equipo a lo más bajo de la tabla, sino que también desató la primera y última guerra abierta entre el Frente Atlético y los gestores del Atlético. El sector más animoso y radical del Vicente Calderón iba a realizar una serie de protestas «anti-directiva» que, sin embargo, no lograron calar en todos los demás sectores de la afición.
Por su parte, Gil contrarrestaba cortando cualquier tipo de relación con el grupo ultra y poniendo sobre la mesa un proyecto para la creación de un nuevo grupo de animación llamado Juventud Atlética. Un aviso a navegantes de que el órdago iba en serio.
Los batalla alcanza su punto más álgido el 14 de mayo del año 2000. Con el Atlético ya matemáticamente descendido, los jugadores saltan al verde de su estadio para jugar el último partido del curso frente al Sevilla. Los incidentes no se hacen esperar. Mediada la primera parte el Frente Atlético lanza una lluvia de huevos sobre la portería del fondo sur ocupada por el meta Toni. Antes, jugadores, cuerpo técnico y dirigentes habían tenido que llegar en taxis para evitar que sus coches sufrieran desperfectos.
Tras una serie de pancartas que señalan uno a uno a todos los jugadores implicados en el descenso, lo peor viene al término de los 90 minutos cuando la Policía Nacional se ve obligada a desalojar el fondo, dejando la intervención un balance de 26 heridos leves, nueve de ellos policías.
«Esta gentuza no nos hace falta; prefiero el Calderón vacío»Después de lo sucedido, a Gil no le tembló el pulso para cargar contra el Frente Atlético delante de los medios: «Esta gentuza no nos hace falta; prefiero el Calderón vacío». Más calmado y en la zona de vestuarios, olvidaba pasadas relaciones amistosas para expresar que «era un partido indeseado y había rabia contenida, pero todo se ha estropeado con la entrada al estadio del Frente Atlético. Se han pasado. Todo estaba premeditado y han perdido las formas. Son una minoría y es una pena».
Pasado el fragor de la batalla, las aguas volvieron a su cauce y hoy en día con Miguel Ángel Gil Marín al frente de la institución, el Frente Atlético posee un gran peso dentro de la hinchada colchonera.
Brigadas Blanquiazules

Los antidisturbios entran en la zona de Brigadas durante un partido en Montjuic - archivo Cuando en 2009 el RCD Espanyol abandonaba el Olímpico de Montjuic para trasladarse al nuevo estadio de Cornellà-El Prat, la directiva decidió poner en marcha un plan para acabar definitivamente con las Brigadas Blanquiazules, al quedar fuera del reparto de localidades y dejarles sin una zona donde poder ubicarse.
Este grupo, uno de los más violentos y politizados de la década de los 90, alcanzó su máximo apogeo en el feudo de Sarriá con más de 2000 socios, que hacían de cada partido un verdadero infierno para los equipos visitantes. Un boom que tuvo su punto y final con la mudanza al Estadio Olímpico. Allí han contemplado como temporada tras temporada, el número de miembros descendía drásticamente hasta el punto de quedar prácticamente vacío el aislado lugar que ocupaban en el recinto.
A diferencia de otros casos, el equipo blanquiazul no usó el enfrentamiento directo para acabar con sus radicales. Tampoco la prensa fue altavoz de una guerra soterrada desde el inicio. Controles asfixiantes, nulas ventajas y continuas trabas a la hora de participar en cualquiera de los actos organizados por el club, debilitaron progresivamente a un grupo que durante los primeros años del presente siglo dejaba sus últimos coletazos de violencia.
Jove Elx
Miembros de la Jove Elx animan en el Martínez Valero - archivo No corren buenos tiempos para la peña Jove Elx justo ahora que el Elche atraviesa su mejor momento deportivo de los últimos 25 años. Durante la presente temporada, el desolador aspecto de la Curva Sur del Martínez Valero está escenificando el delicado momento que vive el grupo. El sector donde se ubican presenta más claros que nunca, fruto de una lucha que viene coleando desde la anterior campaña.
El pasado mes de marzo, la Jove anuncia un cese temporal de la animación como medida de protesta ante la «represión policial» que sus miembros aseguran sufrir en cada encuentro. A través de un comunicado oficial, la peña muestra su descontento con la actuación de la Policía al intensificar los controles y vetar la entrada de varias pancartas, tifos o bombos.
Este mismo curso, coincidiendo con el regreso del Elche a primera en el estadio de Vallecas, la Policía Nacional obliga al club a no facilitar entradas a la Jove para evitar que se desplazaran junto al resto de peñas. Es entonces cuando el grupo ultra, que finalmente viajaría por su cuenta, inicia una dura campaña en las redes sociales contra el presidente, José Sepulcre, por lo que consideran una traición del club.
Biris Norte

El grupo ultra Biris Norte, durante una de las protestas llevadas a cabo el curso pasado - efe En el mes de julio de 2012, el Sevilla se desplaza a Rota para disputar un partido amistoso, y hasta allí acude el grupo Biris Norte. El balance de la visita no pudo ser peor. Nada más finalizar el partido, los ultras sevillistas se enzarzan en una pelea con varios aficionados locales bajo la atenta mirada de un indignado José María del Nido.
«¡Son unos hijos de puta! ¡Yo me mataba con ellos!»Aquel episodio termina por agotar la paciencia del ya expresidente, al que las cámaras grabaron expresando su tremendo enfado: «¡Qué hijos de putas son los Biris estos! Donde van, forman el lío. ¡Qué vergüenza! La Policía podría haberlos cogido». Para volver a insistir en su peculiar repulsa: «¡Son unos hijos de puta! ¡Yo me mataba con ellos!». La guerra estaba servida.
Empieza así un pulso que tendría varios altibajos durante el curso pasado. El Sevilla establece una serie de trabas a todos los aficionados abonados en la zona de gol norte del Ramón Sánchez Pijuán. Los fuertes cacheos, retiradas de pancartas o la colocación de vallas para asilar al grupo del resto de la afición, obtienen su réplica por medio de una huelga de animación que lleva a los Biris a quedarse en las inmediaciones protestando contra Del Nido.
Con motivo del Sevilla - Betis se retoman las negociaciones y ambos bandos acuerdan una tregua para conseguir que los Biris vuelvan a hacer de Nervión un campo hostil ante la visita del eterno rival. Ese día las medidas de control se suavizan, pero solo es un espejismo. A la jornada siguiente, el club vuelve a imponer su ley y los ultras intensifican su postura contra Del Nido.
Biris «despide» a Del Nido
A pesar de que finalmente las posturas enfrentadas consiguen un acuerdo de mínimos gracias a la mediación de varios directos, los Biris no han dado tregua ni en el reciente último adiós de Del Nido como presidente del Sevilla. Ataviados con varias pancartas que rezaban «Fuera corruptos del Sevilla» o «Fuera ladrones del Sevilla», en torno a 200 miembros se concentraban el pasado lunes en las inmediaciones del estadio para mostrar su rechazo al ya expresidente.
Ultras Tala

La UIP vigila de cerca la zona acotada para Ultras Tala - abel martínez El 24 de agosto de 2010, un centenar de socios del histórico Talavera CF votaban de forma unánime la renuncia a competir en Tercera División y a seguir en cualquier otra categoría, dando lugar a la desaparición del club. Aquello arrastraba incluida la desaparición de Ultras Tala, si bien, un año antes, el virulento grupo ya había sufrido un revés casi definitivo.
En enero de 2009 la Fiscalía Provincial de Toledo ordenaba la detención de los principales miembros de Ultras Tala, alegando que «al margen de lo futbolístico» utilizaban Internet para difundir «todo tipo de proclamas contra determinados grupos» por motivos racistas, antisemitas y otros basados en «etnia, raza u orientación sexual». Además, les imputaba una serie de agresiones cometidas entre 2005 y 2008, así como un delito de asociación ilícita.
Los incidentes contra el Rayo pusieron al modesto grupo de relieveEn su época de mayor crecimiento fueron muy sonados los incidentes que provocaron dentro del estadio Municipal El Prado con motivo del enfrentamiento entre el Talavera y el Rayo Vallecano. Por la mañana, un autobús de ultras madrileños vinculados a la extrema izquierda había destrozado el bar «La Amistad», lugar elegido por el grupo local para celebrar la previa del partido.
La respuesta de los Ultras Tala se iba a trasladar hasta el propio recinto deportivo, cuando a media hora de empezar la contienda saltan al campo en busca de los aficionados rayistas desplazados. La UIP tuvo que emplearse a fondo para contener el agresivo comportamiento de unos hinchas que ese mismo día saltaban ese mismo día al primer plano de todas las televisiones españolas.
El por entonces presidente del Talavera, Tino Muñoz, cargaría días después contra el grupo ultra, «no nos va a templar el pulso para erradicar cualquier tipo de acto violento en nuestro campo y si tenemos que impedir a toda la peña Ultras Tala su entrada al campo, lo haremos, pero lo acontecido el domingo no se puede repetir».
Bukaneros
El grupo ultra del Rayo Vallecano despliega un tifo - archivo La fractura abierta entre el colectivo de Bukaneros y la actual directiva, encabezada por Raúl Martín Presa, mantiene fragmentado al modesto club del barrio de Vallecas. Así, por ejemplo, en el mes de abril de este mismo año, el grupo ultra hacía un comunicado denunciando la retirada de los dos cuartos que disponían dentro del estadio para guardar el material de animación.
Desde Bukaneros se acusa a Presa de ser un mero testaferro de la familia Ruiz Mateos, algo que este último siempre ha negado. Cánticos de «Presa vete ya» o numerosas pancartas «anti-directiva», han adornado la mayoría de partido que el Rayo ha jugado como local. La fuerte posición del grupo dentro de la hinchada rayista ha provocado que la tensión se alargue durante varios meses sin decantarse la balanza hacia ninguno de los dos lados.
La crisis se recrudecía meses después del famoso apagón que impidió que se disputara en la fecha fijada el encuentro de la pasada temporada ante el Real Madrid. En el pasado mes de febrero, la Brigada Provincial de Información detiene a varios miembros de Bukaneros y a dos integrantes de la Plataforma ADRV, acusándoles de asociación criminal, coacciones, amenazas, daños y actividades para fomentar la violencia.
Autoría de la denuncia
En un primer momento, el grupo vincula la acción policial a lincidentes derivados de las protestas contra el Gobierno días antes en las calles de Madrid. Sin embargo, la Delegada del Gobierno en la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, se hace eco de una información del Diario Vasco y anuncia en Twitter que «la detención de los Bukaneros», se había producido «como consecuencia de una denuncia de la directiva del Rayo Vallecano».
A estas alturas la guerra era ya inevitable, a pesar de que el club salía al paso negando mediante un comunicado ser los responsables de las detenciones. En el se podía leer que «la única denuncia formalizada» por el club fue la presentada «el día del desafortunado incidente del corte de los cables del suministro eléctrico».


